Rupit, Alquézar y Guadalupe entre los 32 pueblos en el mundo galardonados por la OMT con “Best Tourism Villages 2022”

Redacción (Madrid)

Desde Austria hasta Vietnam, 32 destinos de todo el mundo han sido designados por la Organización Mundial del Turismo (OMT) como “Best Tourism Villages 2022”.

El galardón reconoce a los destinos rurales que hacen del turismo un motor de desarrollo y nuevas oportunidades de empleo e ingresos, a la vez que preservan y promueven los valores y los productos de la comunidad. La iniciativa reconoce también a los pueblos por su compromiso con la innovación y la sostenibilidad en todas sus vertientes –económica, social y ambiental– y por un desarrollo turístico en sintonía con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

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En 2022, un total de 32 pueblos de 18 países de las cinco regiones del mundo recibieron el reconocimiento. Los pueblos fueron evaluados por un consejo asesor independiente a partir de un conjunto de criterios.

En total, en la edición de 2022 se sometieron a consideración las candidaturas de 136 pueblos de 57 Estados Miembros de la OMT (cada Estado Miembro puede presentar un máximo de tres pueblos). De ellas, 32 obtuvieron el reconocimiento de “Best Tourism Villages by UNWTO”.

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Otros 20 pueblos entrarán en el programa de mejora. Además, los 52 pueblos se incorporarán a la red mundial de UNWTO Best Tourism Villages creada en 2021 y que, en estos momentos, aglutina a 115 pueblos de los cinco continentes. La red proporciona diversos beneficios, entre ellos formación presencial y online, intercambio de buenas prácticas y el reconocimiento y la visibilidad de una marca internacional.

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Alquézar y el poder de una fortaleza que enfrentó a dos culturas

Redacción

Entre profundos barrancos de la Sierra de Guara, excavados pacientemente por las aguas del río Vero, se alza el casillo colegiata de Santa María la Mayor, y a sus pies el laberíntico caserío medieval de la monumental villa de Alquézar declarado Conjunto Histórico Artístico.

Roca, agua, historia, arte y leyenda se funden en Alquézar, formando un universo sorprendente, único, inesperado, en el que es posible retroceder en el tiempo mientras se recorren sus estrechas callejuelas, se atraviesan las puertas de la muralla, se escuchan viejas historias de moros y cristianos…

La villa de Alquézar se localiza en el último tramo del cañón del río Vero, en un entorno paisajístico impresionante, que ofrece múltiples alternativas a los amantes de la naturaleza y los deportes de aventura: espeleología, escalada, excursiones a caballo o en bicicleta…

Además de practicar el descenso de barrancos pueden realizarse numerosas rutas senderistas. Entre ellas cabe citar la que, partiendo de la fuente de Monchirigüel y descendiendo por el Barranco de la Fuente, permite recorrer el último tramo del majestuoso cañón del Vero; siguiendo el sendero perfectamente acondicionado es también posible descubrir fuentes, azudes, molinos y puentes, que ilustran el intenso aprovechamiento del agua del río Vero a su paso por Alquézar desde la época medieval.

Desde Alquézar también se pueden visitar las pinturas rupestres de Quizans y Chimiachas.

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Mirador Sonrisa del Viento

Desde este mirador obtenemos una primera visión panorámica de la monumental villa de Alquézar y del ultimo tramo del profundo cañón del río Vero, antes de que sus aguas, tras abandonar la Sierra de Guara, se adentren en las fértiles y dulces tierras de los somontanos.

En lo más alto de una roca solitaria rodeada por profundos barrancos, se alza la inexpugnable fortaleza, levantada por los reyes cristianos después de haber sido arrebatada a los musulmanes en el siglo XI. Estas sierras prepirenaicas representaron durante mucho tiempo una verdadera frontera entre dos culturas, dos religiones.

Tras ser conquistada por el rey Sancho Ramírez en el 1067, fue posible repoblar las laderas situadas en las faldas del castillo, aunque no comenzaría hasta el 1100, cuando Barbastro pasó a poder de los cristianos. El trazado del casco urbano, adaptado a las curvas de nivel y protegido de los rigores climáticos, todavía conserva la estructura medieval originaria.

Portada gótica

La villa de Alquézar contó en sus orígenes con cuatro puertas que daban acceso al interior del recinto urbano, pero de todas ellas sólo se conserva este bello portalón gótico. Mientras que en uno de sus extremos fue levantado un arco de medio punto, en el otro frente se optó por un arco apuntado y coronado por el escudo de la villa, formado por tres torres de un solo castillo que recuerda el origen militar de la localidad.

Bajo el paso cubierto existe uno de los escudos más antiguos conservados en Alquézar, pues posee una moldura de traza gótica y carece de elementos decorativos. En él pueden verse las barras de Aragón, un león rampante y, curiosamente, la concha junto al báculo de peregrino.

Ermita Nuestra Señora de las Nieves

En la Calle Pedro Arnal Cavero y poco antes de alcanzar la porticada Plaza Mayor, se encuentra la pequeña ermita de Nuestra Señora de las Nieves.

Es de una sola nave de tres tramos cubierta con bóveda de crucería estrellada, en la que se conserva un pequeño retablo formado por fragmentos de otros ya desaparecidos, tanto renacentistas como barrocos.

Su fachada fue edificada por canteros del siglo XVII siguiendo modelos de la arquitectura religiosa popular.

Gastronomía

Alquézar le brindará la oportunidad de degustar los productos naturales de primera calidad de la tierra, destacando productos como la carne de cordero y cerdo, las setas, los quesos artesanos, los productos de la huerta (tomates, escarola, pimientos, borrajas..) las chiretas y tortetas, y los vinos D.O. Somontano

El ternasco de Aragón es uno de los platos típicos de Alquezar. Los corderos se crian en el mismo pueblo y se alimentan exclusivamente de los pastos de los campos que rodean la localidad. El ternasco se cocina guisado o a la brasa.

Las chiretas es un plato original de Alquezar y de los pueblos del Somontano, su nombre viene de «chirar» (dar la vuelta en fabla) y es que para la elaboración de este embutido es necesario poner al revés la tripa de cordero esta formada por arroz, menudos de un ternasco de Aragón, jamón serrano ajo, perejil, caldo de carne, sal y recortes de intestino del ternasco, se puede comer tal cual hervida o cortada en rodajas y rebozadas.

Uno de los cultivos principales junto con el almendro es el olivo, del cual se extrae aceite de oliva virgen que se produce en Alquézar a finales de diciembre.
Los olivos de Alquézar son centenarios y son muy curiosas las formas que dibujan sus troncos que en algún caso pueden recordar a caras de animales.

Las almendras se pueden comer garrapiñadas, tostadas o en ricos dobladillos con miel y canela.
El pastillo de calabaza repostería tradicional elaborado con harina, calabaza, canela ,azúcar y el excepcional aceite de oliva del Somontano es un postre que se puede comer en otoño y en invierno.

Los crespillos elaborados con harina, levadura, aceite, azúcar y hojas de borraja. Este postre natural se degusta en torno al 25 de marzo, festividad de la Encarnación y en enero para celebra la rematadura, el final de la recogida de olivas. La leyenda tradicional dice que si la Virgen y las oliveras obtienen su fruto a la vez, es probable que se preñaran también al mismo tiempo.
Por eso se hacen los crespillos ese día, para que como dicen, «se preñen las oliveras», con la consiguiente abundante cosecha.
En algún pueblo del Somontano, el aceite de freír los crespillos es llevado por los agricultores a los olivares para untar con él las yemas de las oliveras.

En el Somontano confluyen excelentes condiciones para la producción de uva y elaboración de vinos. Nada mejor para acompañar todos estos platos un buen vino D.O Somontano.

La Ruta de las Pasarelas

La Ruta de las Pasarelas permite admirar la belleza del último tramo del cañón del río Vero. Es aquí donde se da una combinación perfecta entre la roca, el agua y la huella dejada por el hombre en su afán por aprovechar la fuerza de las aguas de este río. Las espectaculares pasarelas, que no ofrecen peligro alguno, permiten un primer acercamiento a este singular enclave natural de Alquézar.

El recorrido senderista parte de la Plaza Mayor de Alquézar. Debemos dirigirnos a la calle que lleva a la Colegiata y descender por la rampa de piedra existente en el primer desvío izquierdo. En este punto puede verse una indicación hacia las Pasarelas del Vero.

Pronto, encontramos las primeras pasarelas de madera que bajan encajonadas entre la Peña Castibián, a la izquierda, y los Muros de la Colegiata, a la derecha. Un total de siete tramos de pasarelas facilitan el descenso hasta el Vero. Durante el recorrido es posible disfrutar de la belleza del Barranco de la Fuente, caracterizado por sus numerosos covachos y una vegetación adaptada a la humedad y frescura propia de estas gargantas.

Al llegar al lecho del Vero, merece ser visitada la Cueva de Picamartillo, situada en la margen izquierda del río, frente a la desembocadura del Barrando de la Fuente.
El camino prosigue río abajo, a través de una espectacular pasarela metálica instalada en la pared rocosa. Más tarde encontraremos la vieja presa y, tras recorrer un nuevo tramo de pasarelas metálicas, la antigua central hidroeléctrica de Alquézar. Una badina de un profundo azul turquesa invita al baño y al descanso.

Desde aquí, el camino se aparta del río para serpentear entre antiguos olivares hasta dar con el camino que lleva al pueblo de Alquézar. También se puede ampliar la ruta visitando el puente de Fuentebaños y el molino con el Azud. Encontraremos el desvio en el camino de regreso a Alquézar.