Las mejores actividades para disfrutar en pareja en República Dominicana

Redacción (Madrid)
República Dominicana, conocida por sus playas de ensueño y su vibrante cultura caribeña, se ha convertido en uno de los destinos favoritos para parejas que buscan una combinación perfecta de aventura, romance y relajación. Desde el primer momento, la isla ofrece una variedad de experiencias diseñadas para fortalecer la conexión y crear recuerdos inolvidables.

Una de las actividades más recomendadas para parejas es recorrer las playas de Punta Cana en catamarán. Navegar juntos sobre aguas turquesas, disfrutar de la brisa marina y detenerse en piscinas naturales para brindar con un cóctel, convierte un simple paseo en una experiencia mágica. Además, algunas excursiones ofrecen servicios especiales como cenas románticas a bordo o sesiones de snorkel en arrecifes de coral.

Explorar la ciudad colonial de Santo Domingo es otra propuesta imprescindible. Caminar de la mano por calles empedradas llenas de historia, descubrir encantadores cafés y museos, y admirar la arquitectura renacentista crea el ambiente perfecto para una escapada cultural. Muchos optan por culminar el día con una cena en alguno de los restaurantes de la Zona Colonial, donde la gastronomía y la música en vivo completan la experiencia.

Para los amantes de la naturaleza, una excursión a Samaná ofrece momentos de pura conexión. Entre enero y marzo, se puede vivir la experiencia única de avistar ballenas jorobadas, mientras el resto del año invita a descubrir cascadas escondidas como El Limón o playas vírgenes como Playa Rincón. Compartir estas maravillas naturales refuerza el vínculo y añade un toque de aventura al viaje.

Los resorts de lujo en la isla también proponen actividades pensadas para el romance. Desde tratamientos de spa en pareja hasta cenas privadas en la playa iluminadas por antorchas, pasando por clases de baile caribeño o talleres de cocina, las opciones para crear momentos especiales son infinitas. Muchas parejas eligen estos programas para celebrar aniversarios o simplemente para desconectar del mundo.

Finalmente, aventurarse en experiencias más auténticas, como una ruta de cacao en el interior del país o una visita a plantaciones de café en las montañas, ofrece una perspectiva diferente del destino. Compartir el descubrimiento de las tradiciones locales, aprender juntos y degustar los sabores dominicanos en su esencia es una forma de viajar más profunda y enriquecedora para cualquier pareja.

Benicolchón, expertos en el descanso y la venta de sus productos vía web

Redacción (Madrid)

Benicolchón, una empresa familiar con más de 40 años de experiencia en el sector del descanso, ofrece a sus clientes una plataforma online intuitiva y completa para la adquisición de colchones de alta calidad. A través de su sitio web, los usuarios pueden explorar una amplia gama de productos y recibir asesoramiento personalizado para encontrar el colchón que mejor se adapte a sus necesidades.

En la sección de colchonería de la web, los clientes pueden acceder a una variedad de colchones clasificados por tipo, incluyendo viscoelásticos, de muelles ensacados, de látex y combinados. Cada producto cuenta con una descripción detallada que incluye características técnicas, materiales utilizados y opciones de medidas, facilitando así una elección informada.

Benicolchón destaca por ofrecer un servicio de asesoramiento gratuito y sin compromiso. Los clientes pueden contactar con el equipo de expertos a través de diversos canales para resolver dudas y recibir recomendaciones basadas en sus preferencias y necesidades específicas.

Una vez seleccionado el colchón deseado, el proceso de compra es sencillo:

Selección del producto: El cliente elige el colchón y la medida adecuada desde la página del producto.

Añadir al carrito: Con un solo clic, el producto se añade al carrito de compras.

Finalizar compra: El cliente procede a la página de pago, donde puede revisar su pedido y completar la transacción de forma segura.

Benicolchón ofrece opciones de pago flexibles, incluyendo la posibilidad de financiar las compras sin intereses, adaptándose así a las diferentes necesidades de sus clientes

El tiempo estimado de fabricación y envío de los colchones es de 3 a 9 días hábiles. Además, la empresa ofrece servicios de entrega gratuita y montaje en determinadas zonas, como Alicante, y proporciona información detallada sobre estos servicios en su sitio web.

El proceso de compra de colchones en la web de Benicolchón está diseñado para ser accesible, informativo y personalizado. Con una amplia gama de productos, asesoramiento experto y un proceso de compra sencillo, Benicolchón se posiciona como una opción confiable para quienes buscan mejorar su descanso con productos de calidad.

Los países europeos preferidos por los españoles para vivir

Redacción (Madrid)
En los últimos años, cada vez más españoles han decidido hacer las maletas y buscar nuevas oportunidades de vida en otros países europeos. La movilidad laboral, la búsqueda de una mejor calidad de vida y el deseo de experimentar nuevas culturas son algunos de los motivos que impulsan este fenómeno. Aunque el abanico de destinos es amplio, ciertos países destacan como favoritos entre quienes deciden dar el salto fuera de nuestras fronteras.

Alemania se ha consolidado como uno de los principales destinos para los españoles. Su potente mercado laboral, especialmente en sectores como la ingeniería, la sanidad y la tecnología, atrae a miles de profesionales cada año. Además, la estabilidad económica, los salarios competitivos y la calidad de los servicios públicos convierten al país germano en una opción muy valorada por quienes buscan desarrollar una carrera internacional.

Reino Unido, a pesar del Brexit, sigue siendo otro de los países más elegidos. Londres y otras grandes ciudades británicas continúan ofreciendo atractivas oportunidades de empleo, sobre todo en áreas como la hostelería, la educación y los servicios financieros. La facilidad para adaptarse al idioma y la existencia de comunidades españolas numerosas ayudan a que muchos compatriotas se sientan rápidamente integrados.

Francia también ocupa un lugar destacado en las preferencias de los españoles. La proximidad geográfica, el idioma y las similitudes culturales hacen que París, Lyon o Toulouse se conviertan en destinos accesibles y familiares. Además, la posibilidad de trabajar en sectores como la educación, el turismo o la moda seduce a aquellos que buscan un cambio sin alejarse demasiado de casa.

Portugal, por su parte, ha ganado popularidad en los últimos tiempos. Ciudades como Lisboa y Oporto ofrecen un coste de vida relativamente más bajo en comparación con otras capitales europeas, además de un clima agradable y una cultura similar. Muchos españoles encuentran en Portugal no solo oportunidades laborales, sino también un estilo de vida relajado y acogedor.

Otros destinos como Países Bajos, Irlanda o Bélgica también figuran entre los favoritos, especialmente para aquellos que buscan entornos internacionales y un alto nivel de vida. En definitiva, Europa sigue ofreciendo a los españoles un abanico de posibilidades para construir nuevos proyectos personales y profesionales, reafirmando la idea de que las fronteras son cada vez menos un obstáculo para quienes buscan su lugar en el mundo.

Nos relajamos con una canchánchara en la mano… Descubre el cóctel cubano definitivo

Redacción (Madrid)

En un rincón empedrado de Trinidad, Cuba, cuando el sol cae y el aire tibio se mezcla con los acordes de un tres cubano, hay una escena que se repite una y otra vez: locales y viajeros alzan en alto vasos de barro, brindando con una bebida que encierra en sí misma la historia, la tradición y el sabor de la isla. Esa bebida es la canchánchara.

Mucho antes de que el mojito y el daiquirí conquistaran el mundo, la canchánchara ya corría por las venas del pueblo cubano. Se dice que los mambises —los guerrilleros independentistas del siglo XIX— la preparaban para combatir el frío y las enfermedades durante sus luchas en la manigua. Y no es de extrañar: con su mezcla de aguardiente, miel de abeja, jugo de limón y agua, esta pócima criolla era tanto estimulante como medicina casera.

Pero más allá de su origen épico, lo que hace especial a la canchánchara es su autenticidad. Este cóctel no pretende impresionar con ingredientes exóticos ni técnicas complejas. Es una bebida honesta, rústica, nacida del ingenio popular y de lo que había a mano. Y quizás por eso, hoy, en un mundo que busca reconectar con lo real, la canchánchara está viviendo un renacer.

Servida tradicionalmente en jarros de barro que conservan el frescor, su sabor es un equilibrio casi perfecto entre dulzura, acidez y el golpe cálido del aguardiente. Cada sorbo evoca la tierra, la resistencia y el carácter de Cuba. Y si cierras los ojos mientras la bebes, puedes casi sentir el crujir de la caña bajo el sol, escuchar el eco de los machetes y saborear la historia viva de una nación.

Hoy, bares de autor y coctelerías de todo el mundo están redescubriendo la canchánchara, reinterpretándola con rones añejos o siropes infusionados, pero sin perder su esencia. Sin embargo, para entenderla de verdad, hay que beberla donde nació: en una casona colonial de Trinidad, con la brisa del Caribe acariciando la piel y un son de fondo que hace bailar hasta al alma más cansada.

48 horas en Santo Domingo, la capital dominicana que enamora con su centro histórico

Redacción (Madrid)
Apenas aterrizas en el Aeropuerto Las Américas y el calor caribeño te envuelve al bajar del avión. Un taxi te deja en la Zona Colonial, donde las calles empedradas y los balcones coloniales revelan un laberinto de historias. Paseas sin rumbo entre fachadas amarillas y rojas, cada una apuntando a un pasado de conquistas y tesoros perdidos. El primer sorbo de un jugo de chinola te despierta y, al doblar la esquina, descubres una pequeña librería de segunda mano donde un anciano te cuenta que Santo Domingo es la ciudad más antigua de América, fundada en 1498 por Bartolomé Colón.

El sol comienza a ponerse y te encaminas hacia la Puerta del Conde, testigo de la independencia dominicana. Desde allí, los volúmenes se mezclan con el rumor de tambores y maracas que proviene de un colmado cercano. Entran músicos con tambores “palos” anunciando la noche, y el aroma de chicharrón y yaniqueques te guía hasta un puestecito donde la gente conversa animada, riendo con un merengue improvisado de fondo. Te sientas en una banca de madera y, entre bocado y bocado, comprendes que la esencia de Santo Domingo late en lo cotidiano.

Amanece en la plaza de España y el canto de las palomas se cuela por las rendijas de la ventana del hotel boutique. Con un café dominicano y un pan de agua caliente en la mano, atraviesas la Catedral Primada de América, la primera catedral construida en el Nuevo Mundo. La luz que se filtra por los vitrales pinta el suelo de colores y te recuerda la mixtura de culturas que aquí converge. Te detienes junto al mausoleo de Cristóbal Colón, donde los guías hablan con orgullo de la obra arquitectónica y del legado que aún conserva intacto el clasicismo renacentista.

Al mediodía, el Mercado Modelo se convierte en un caleidoscopio de tejidos, artesanías y especias. Caminas por pasillos angostos y saludas a artesanos que tallan figuras de caoba y pintan máscaras carnavalescas. Pruebas un sancocho en un pequeño comedor familiar, servido en un plato hondo, cargado de yuca, plátano y carne de res. Cada cucharada tiene el sabor de la tradición, de familias que han pasado recetas de generación en generación.

Ya con la tarde avanzada, tomas el Malecón, esa amplia vía a orillas del Caribe donde el viento salado te peina el rostro. Motoconchos y ciclistas compiten con el sol que se oculta tras el horizonte. Llegas al Faro a Colón, monumento dedicado al Almirante y convertido hoy en memorial. Desde ahí se ve cómo la ciudad se enciende: luces de neón, anuncios de rumba y bares que ofrecen bachata en vivo. Te demoras un rato observando el mar, pensando en cómo dos días apenas rozan la superficie de este mosaico urbano.

La noche cae de nuevo y tu última jornada concluye en un bar de la Avenida Duarte, donde un saxofonista regala notas de jazz mezcladas con boleros. Las mesas repletas de parejas y grupos de amigos brindan con mamajuana, licor emblemático de la isla. Mientras la música se funde con risas y brindis, comprendes que en 48 horas has vivido siglos de historia y latidos de presente, y que Santo Domingo seguirá resonando en tu memoria mucho después de tu partida.

¿Azores o Madeira? te resolvemos la incógnita sobre qué islas escoger para tus vacaciones

Redacción (Madrid)

Portugal guarda algunos de sus mayores tesoros más allá del continente. En pleno Atlántico, dos archipiélagos se disputan el corazón de los viajeros: las Azores y Madeira. Ambas islas prometen naturaleza exuberante, una fuerte identidad local y el encanto hospitalario portugués. Pero si estás tratando de decidir entre una u otra para tus vacaciones, conviene explorar qué ofrece cada una… y cuál se lleva finalmente la corona.

Las Azores, formadas por nueve islas de origen volcánico, son un paraíso para los amantes de la naturaleza en estado puro. Aquí, el turismo tiene un carácter sostenible y tranquilo, con rutas de senderismo que atraviesan lagunas escondidas, montañas escarpadas y bosques neblinosos. São Miguel, la isla más grande, es un espectáculo de contrastes: el cráter de Sete Cidades, la caldera de Furnas con sus géiseres naturales, y las plantaciones de té de Gorreana ofrecen experiencias únicas. El avistamiento de ballenas y delfines, además, convierte al archipiélago en un destino especial para los que buscan contacto directo con la vida marina.

Madeira, por su parte, brilla con un atractivo más refinado. Su clima templado durante todo el año, su cuidada infraestructura turística y una oferta que combina lujo y tradición la hacen ideal para quien busca relajación sin renunciar a la aventura. Las levadas, canales de riego convertidos en senderos, son uno de sus mayores atractivos para el senderismo suave. Funchal, la capital, ofrece animación urbana, buenos restaurantes y vinos históricos que siguen conquistando paladares desde hace siglos. Madeira también destaca por su accesibilidad, con conexiones aéreas más frecuentes y una oferta hotelera más amplia, perfecta para quienes valoran el confort.

Entonces, ¿cuál escoger? Si bien Madeira enamora con su equilibrio entre naturaleza, cultura y comodidad, las Azores ofrecen una experiencia más auténtica, salvaje y transformadora. En un mundo donde cada vez cuesta más encontrar destinos que aún conserven su alma intacta, las Azores brillan como un secreto bien guardado. Son la opción ideal para quienes desean perderse (y encontrarse) entre volcanes, lagunas misteriosas y el silencio de una naturaleza intacta. Por eso, si buscas un viaje que te conecte con lo esencial, las Azores son el destino ganador.

Los mejores planes para un fin de semana en Madrid

Redacción (Madrid)
Madrid ofrece una infinidad de posibilidades para quienes buscan aprovechar al máximo dos días de descanso. Comenzar por dar un paseo matutino por el parque del Retiro permite disfrutar de sus estanques, jardines florales y rincones tranquilos antes de que lleguen las multitudes. Cerca de allí, un desayuno tradicional con churros y chocolate caliente en alguno de los establecimientos emblemáticos aporta la energía necesaria para afrontar la jornada.

Tras recargar pilas, dirigirse al triángulo del arte –Museo del Prado, Museo Thyssen-Bornemisza y Museo Reina Sofía– brinda la oportunidad de sumergirse en la pintura clásica y contemporánea. Conviene elegir uno o dos museos para no saturarse; dedicar un par de horas a contemplar obras maestras como Las Meninas o el Guernica resulta inolvidable.

La hora de comer invita a explorar el mercado de San Miguel, donde la oferta de tapas, jamones y vinos permite probar diferentes sabores sin comprometerse con un solo plato. Para quienes prefieren algo menos concurrido, los barrios de Chueca o Malasaña cuentan con bares de moda y restaurantes de cocina creativa que se adaptan a todos los gustos.

Por la tarde, una visita al templo de Debod ofrece las mejores vistas del atardecer sobre la Casa de Campo y la montaña de El Pardo. Aprovechar los senderos circundantes para una pequeña caminata o simplemente descansar en uno de los bancos mirando al horizonte es una experiencia única.

Al caer la noche, disfrutar de un espectáculo de flamenco en un tablao tradicional ofrece un broche de oro al primer día. La fuerza del baile y el cante en directo, junto al ambiente íntimo, crean un recuerdo imborrable.

El segundo día puede comenzar con una excursión fuera del centro, el monasterio de El Escorial o la arquitectura palaciega de Aranjuez están a menos de una hora en tren. Ambas escapadas permiten admirar jardines, edificios históricos y la belleza de la sierra madrileña.

Para la comida, regresar a Madrid y saborear un cocido madrileño en un restaurante clásico, como los que se encuentran en la zona de La Latina o Chamberí, es sinónimo de tradición y sabor. Este guiso contundente es perfecto para reponer fuerzas tras la excursión.

La tarde del domingo puede dedicarse a descubrir el Madrid más alternativo, paseando por Lavapiés y sus calles llenas de arte urbano, librerías independientes y cafeterías de especialidad. Para los amantes de la música, una visita a alguna sala de conciertos de pequeño formato ofrece la posibilidad de escuchar bandas emergentes.

Finalizar el fin de semana con un picnic en el parque Juan Carlos I o una copa en una terraza con vistas al skyline madrileño, como las de Círculo de Bellas Artes o el hotel Emperador, cierra la experiencia con un toque de sofisticación y permite contemplar la ciudad iluminada antes de despedirse.

La ruta del tabaco en Viñales, entre mogotes, tradición y aroma a habano

Redacción (Madrid)

En el corazón del occidente cubano, donde los mogotes calizos emergen como gigantes dormidos y el tiempo parece avanzar al ritmo de una guajira, se encuentra Viñales, joya verde de la provincia de Pinar del Río. Aquí nace uno de los productos más emblemáticos de Cuba: el tabaco. Y recorrer su ruta no es solo un viaje geográfico, sino una inmersión en la esencia misma de la cubanía.

Viñales: paisaje cultural y alma rural

Declarado Paisaje Cultural de la Humanidad por la UNESCO, el Valle de Viñales deslumbra por su belleza natural, pero también por el modo en que la vida campesina ha logrado convivir con ella sin alterar su equilibrio. A caballo, en bicicleta o a pie, el visitante recorre senderos que serpentean entre vegas de tabaco, casas de curado y plantaciones donde el verde de las hojas se funde con la tierra roja.

Del surco a la hoja: el arte del tabaco

El viaje comienza temprano en la mañana, cuando los guajiros –campesinos de manos curtidas y mirada franca– ya están en plena faena. El proceso es artesanal desde el primer momento: la siembra, el riego a mano, la selección hoja por hoja. Cada detalle cuenta. En Viñales, se cultiva el mejor tabaco del mundo, y la fama no es casual.

Las casas de secado, hechas de palma y madera, son templos de paciencia. Allí, las hojas se curan durante semanas, en un ritual ancestral que transforma la planta en materia prima para un puro de categoría mundial. Y luego viene el torcedor, el artista del habano, que convierte esas hojas en cilindros perfectos, llenos de aroma, historia y carácter.

Encuentro con los productores

En muchas fincas, como la popular Finca El Paraíso o La Cabaña del Tabaco, los productores reciben a los visitantes con hospitalidad auténtica. Ofrecen café criollo, ron casero y, por supuesto, un puro recién torcido. Relatan con orgullo cómo el tabaco cubano ha sido fumado por personajes históricos, desde Churchill hasta Hemingway.

Estas visitas son más que turísticas; son experiencias íntimas donde se aprende cómo el clima, la tierra y la tradición familiar se combinan para crear un producto de excelencia. No hay secretos, solo sabiduría campesina transmitida de generación en generación.

El tabaco y la identidad nacional

Más allá de su valor económico, el tabaco es símbolo de identidad nacional. Está presente en la música, la literatura y la vida cotidiana del cubano. La Ruta del Tabaco no es solo una oportunidad para entender su cultivo, sino para conectar con la raíz más profunda del alma isleña.

48 horas descubriendo San Francisco

Redacción (Madrid)

San Francisco es una ciudad que cautiva desde el primer instante. Con sus empinadas colinas, tranvías históricos, arquitectura victoriana y su emblemático Golden Gate, esta joya californiana ofrece una experiencia intensa incluso en una escapada de 48 horas. Dos días bastan para dejarse seducir por su carácter cosmopolita, su espíritu bohemio y su paisaje urbano único.

El primer día arranca inevitablemente con una visita al Golden Gate Bridge. Cruzarlo a pie o en bicicleta es casi un ritual para quien llega por primera vez. Desde allí, las vistas del Pacífico, de la bahía y de la ciudad son impresionantes. A continuación, es imprescindible un paseo por el parque Golden Gate, donde conviven museos como el de Young y el Academy of Sciences con tranquilos jardines japoneses y senderos arbolados.

La tarde se presta para recorrer Fisherman’s Wharf, uno de los barrios más turísticos pero también más vibrantes de la ciudad. Las focas de Pier 39, el aroma de pan de masa madre en Boudin Bakery y una sopa de almejas servida en pan redondo son parte de la experiencia. Desde allí se puede tomar un ferry a la isla de Alcatraz para descubrir la historia de la prisión más famosa del mundo. Las vistas de la ciudad desde la isla, al atardecer, son sencillamente mágicas.

El segundo día empieza en Chinatown, el barrio chino más antiguo de América del Norte. Sus faroles rojos, templos, mercados y restaurantes ofrecen un viaje exótico dentro de la ciudad. De ahí, caminar hasta North Beach —el barrio italiano— es una delicia. Cafés, librerías y pastelerías invitan a quedarse. Muy cerca se encuentra la Coit Tower, desde donde se obtiene otra panorámica espectacular.

Antes de dejar la ciudad, es imprescindible subir a un tranvía. El recorrido desde Market Street hasta Nob Hill resume el encanto nostálgico de San Francisco. Y si queda tiempo, el barrio de Mission, con sus murales callejeros y su aire alternativo, cierra el viaje con una nota vibrante y artística.

San Francisco en 48 horas no se resume, se vive. Cada rincón ofrece una postal, cada barrio una historia, cada paseo una emoción. Es una ciudad que deja huella, incluso cuando el reloj corre más deprisa de lo que uno desearía.

Cienfuegos, donde la historia abraza al mar

Redacción (Madrid)

Ubicada en la costa sur de Cuba, Cienfuegos es más que una ciudad; es un testimonio viviente del mestizaje cultural, la elegancia arquitectónica y la identidad resiliente de un pueblo que ha sabido reinventarse entre aguas tranquilas y siglos convulsos.

La Perla del Sur

Apodada con razón «La Perla del Sur», Cienfuegos deslumbra desde el primer vistazo. Fundada en 1819 por colonos franceses bajo el amparo de la corona española, su traza urbana ordenada, de inspiración neoclásica, revela una ambición civilizadora poco común en el Caribe de aquel entonces. Hoy, ese legado sigue intacto, y su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2005.

El Malecón y el alma marinera

Caminar por el malecón cienfueguero es adentrarse en una postal perpetua. Las aguas de la bahía –una de las más protegidas y profundas del país– acunan embarcaciones mientras se filtran en las conversaciones de pescadores, niños y turistas. Aquí, el mar no es frontera, sino punto de encuentro, un espejo que refleja la identidad de toda una región.

Arquitectura con acento francés

Pocas ciudades cubanas presumen de un trazado tan pulcro, de calles tan amplias y avenidas que parecen respirar al compás del sol. El Parque Martí, corazón simbólico de la ciudad, está rodeado de joyas como el majestuoso Teatro Tomás Terry, el Palacio de Gobierno y la Catedral de la Purísima Concepción. Cada edificio es un capítulo que narra la historia de Cienfuegos con una voz clara, elegante y a la vez resistente.

Una cultura que late fuerte

Cienfuegos no vive del pasado. Su presente cultural es dinámico y diverso. La música –sobre todo la trova y el son– se siente en las esquinas y en espacios como la Casa de la Cultura, donde jóvenes artistas conviven con viejas glorias. Y cómo no mencionar al eterno Benny Moré, “el Bárbaro del Ritmo”, hijo ilustre de estas tierras que puso a bailar a todo un continente.

Retos y futuro

Como el resto de Cuba, Cienfuegos enfrenta retos económicos, migratorios y sociales. Pero su gente, hospitalaria y tenaz, mantiene viva la esperanza. Las iniciativas de turismo sostenible, la revalorización del patrimonio y el impulso a la economía local dibujan un horizonte en construcción.