
Redacción (Madrid)
Situado sobre una colina boscosa a unos tres kilómetros de Palma de Mallorca, el Castillo de Bellver es uno de los monumentos más emblemáticos de la isla y una joya única de la arquitectura medieval europea. Su nombre, derivado del catalán antiguo bell veer («bella vista»), hace justicia al impresionante panorama que ofrece sobre la bahía de Palma, el puerto y los alrededores montañosos. Pero más allá de las vistas, Bellver guarda siglos de historia, leyenda y arte.

Construido a principios del siglo XIV por orden del rey Jaime II de Mallorca, este castillo fue concebido no solo como fortaleza defensiva, sino también como residencia real. Lo que lo hace verdaderamente singular es su planta circular, un diseño excepcional en la arquitectura militar medieval europea, que rompe con las estructuras cuadradas o rectangulares tradicionales. Este diseño, junto a sus tres torres semicirculares y su torre del homenaje exenta, crea una armonía estética que sigue sorprendiendo a los visitantes.
Durante la Edad Media, Bellver sirvió como sede de la corte mallorquina, pero su historia dio un giro en siglos posteriores, cuando fue reutilizado como prisión. En sus celdas estuvo encarcelado, entre otros, el ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos, cuyo legado se recuerda hoy en el museo del castillo.
Una visita al Castillo de Bellver es mucho más que contemplar una fortaleza; es un recorrido por diferentes etapas de la historia de Mallorca: desde su pasado real hasta su papel estratégico en guerras y revueltas, pasando por su uso como prisión militar en los siglos XIX y XX. Hoy, alberga el Museo de Historia de la Ciudad de Palma, con salas dedicadas a la historia de la ciudad, el castillo, y la vida en la isla a lo largo de los siglos.

Pasear por su patio de armas circular, subir a las almenas, contemplar el patio interior de doble galería y disfrutar del atardecer desde lo alto de la torre es una experiencia inolvidable. La vegetación que rodea el castillo —el bosque de Bellver, un parque público— ofrece también rutas de senderismo y puntos panorámicos ideales para quienes deseen disfrutar de un entorno natural con gran valor histórico.
Además de su interés histórico y arquitectónico, el castillo acoge a menudo conciertos, exposiciones temporales y actividades culturales, lo que lo convierte en un espacio vivo, abierto tanto a locales como a turistas.
En resumen, el Castillo de Bellver no es solo una fortaleza; es un símbolo del legado de Mallorca, una obra maestra de la arquitectura gótica civil y militar, y un escenario donde la historia, el arte y la naturaleza se unen. Para cualquier viajero que busque sumergirse en la historia medieval española con una vista privilegiada al Mediterráneo, Bellver es una parada imprescindible.
