Redacción (Madrid)

Asturias, situada en el norte de España, es una de las regiones más bellas y sorprendentes del país. Conocida como el «Paraíso Natural», su geografía única concentra una increíble variedad de paisajes en un espacio reducido: desde imponentes cordilleras hasta playas escondidas, valles verdes, acantilados salvajes y ríos que serpentean entre bosques frondosos. Su belleza no es solo visual, sino también emocional: cada rincón invita al asombro, la reflexión y la conexión con la naturaleza.

Uno de los paisajes más espectaculares de Asturias es el Parque Nacional de los Picos de Europa. Esta cadena montañosa, compartida con León y Cantabria, ofrece vistas impresionantes, como los Lagos de Covadonga, un conjunto de lagos glaciares rodeados de cumbres verdes y nieblas que parecen de cuento. Subir en coche por la carretera que serpentea desde Cangas de Onís es una experiencia inolvidable.

El desfiladero del Cares, conocido como «La Garganta Divina», ofrece una de las rutas de senderismo más populares y sobrecogedoras de Europa. Caminando entre paredes verticales de roca, uno se siente pequeño ante la grandeza de la naturaleza. Las altas cumbres de los Picos, como el Naranjo de Bulnes (Picu Urriellu), son también un símbolo de aventura y belleza alpina.

El litoral asturiano, de más de 300 km, es un mosaico de acantilados, playas vírgenes y pueblos marineros con encanto. Playas como Gulpiyuri, una playa interior declarada Monumento Natural, sorprende por su tamaño y su extraña ubicación tierra adentro. La Playa del Silencio, en Cudillero, con su forma de concha y sus acantilados esculpidos por el viento, es ideal para quienes buscan tranquilidad y belleza sin artificios.

Otros puntos costeros destacados son los Bufones de Pría, donde el mar entra con fuerza por grietas en la roca y sale disparado en forma de géiseres marinos. Allí, el sonido gutural del mar rugiendo bajo tierra añade una dimensión sonora al espectáculo visual.

En el interior, Asturias se vuelve aún más verde. El Parque Natural de Somiedo, con sus brañas y lagos, es un espacio protegido donde habita el oso pardo y donde los hórreos conviven con prados infinitos. En otoño, los bosques de castaños y hayas se tiñen de tonos cálidos que recuerdan a un cuadro impresionista.

Los Oscos, en el occidente asturiano, ofrecen una experiencia rural auténtica: caseríos de piedra, molinos tradicionales, y rutas entre ríos y cascadas. Es una región ideal para desconectar del ritmo urbano y sumergirse en una naturaleza acogedora y sin prisas.

Asturias no solo se visita: se siente. Cada paisaje habla con voz propia. Las montañas impresionan, el mar calma, los valles abrazan. Es un lugar donde la naturaleza ha conservado su protagonismo frente al turismo masivo. Y eso se nota en cada sendero, en cada mirador y en la amabilidad de sus gentes.

Pasar por Asturias es descubrir que en tan solo unas horas puedes ir del silencio de una playa escondida al rugido de un río de montaña; del bullicio de una villa marinera al susurro de un hayedo profundo. Es un destino para todos los sentidos, pero sobre todo, para el alma.

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