
Redacción (Madrid)
Portugal, además de sus paisajes deslumbrantes y su rica historia, ofrece una de las gastronomías más variadas y auténticas de Europa. Desde las tabernas tradicionales hasta los restaurantes de alta cocina, el país ibérico se ha ganado un lugar de honor en el mapa culinario mundial. Comer en Portugal no es solo una necesidad: es una experiencia que conecta con la identidad y el alma de su gente.

En Lisboa, el barrio de Alfama acoge pequeños restaurantes donde el bacalhau à brás y las sardinas asadas son protagonistas. Sitios como “Cervejaria Ramiro”, famoso por sus mariscos frescos, o “Time Out Market”, un mercado gastronómico donde los mejores chefs presentan sus creaciones, son paradas imprescindibles. La capital portuguesa combina tradición y modernidad en cada plato, con una oferta capaz de satisfacer todos los gustos.

Oporto, al norte, invita a un recorrido culinario igualmente fascinante. El “Café Santiago” es célebre por su francesinha, un sándwich contundente cubierto de queso y salsa picante. Para una experiencia más sofisticada, “DOP” del chef Rui Paula ofrece reinterpretaciones modernas de la cocina del Douro. Además, ningún visitante debería irse sin probar el vino de Oporto, preferiblemente en una de las históricas bodegas de Vila Nova de Gaia.

En el sur, el Algarve no solo deslumbra con sus playas, sino también con su cocina basada en el mar. Restaurantes como “Vila Joya”, con estrellas Michelin, presentan la fusión de productos locales con técnicas contemporáneas. Pero también es posible encontrar auténticos tesoros en las pequeñas aldeas pesqueras, donde platos como el arroz de marisco o la cataplana de almejas conservan los sabores más puros de la tradición.

Más al interior, en la región del Alentejo, la cocina se vuelve robusta y cargada de identidad. Restaurantes como “Fialho”, en Évora, son ejemplos perfectos del arte de preparar migas, cordero asado y embutidos de altísima calidad. El pan, el aceite de oliva y el vino del Alentejo forman una trilogía inseparable que acompaña casi todas las comidas y habla de la profunda conexión de esta tierra con su gastronomía.

Explorar Portugal a través de sus sabores es, sin duda, una de las formas más intensas de conocer el país. Desde una humilde tasca hasta un restaurante de renombre internacional, cada mesa ofrece una historia, una tradición y una forma distinta de entender la vida. Comer en Portugal no es simplemente una actividad turística: es una invitación a celebrar la sencillez, la generosidad y la pasión de su gente.