
Redacción (Madrid)
La República Dominicana es uno de los destinos más atractivos del Caribe. Sus playas de arena blanca, su oferta cultural y la calidez de su gente la convierten en una elección ideal para viajeros de todo el mundo. Sin embargo, como ocurre en muchos lugares turísticos, la masiva afluencia de visitantes también ha dado lugar a prácticas engañosas que pueden arruinar la experiencia. Conocer las estafas más frecuentes y saber cómo evitarlas es clave para disfrutar de unas vacaciones seguras y memorables.

Uno de los engaños más habituales se relaciona con el transporte. En aeropuertos y zonas turísticas, algunos conductores ofrecen traslados sin taxímetro o sin tarifas oficiales, lo que termina en precios excesivos. La recomendación es utilizar taxis registrados, aplicaciones móviles autorizadas o solicitar transporte directamente en el hotel, donde los precios están regulados.
En playas y centros urbanos es común encontrar personas que ofrecen excursiones, tours o actividades acuáticas a precios sospechosamente bajos. En muchos casos, estos servicios no cumplen con las medidas de seguridad mínimas o incluso no se realizan. Lo ideal es reservar siempre a través de agencias reconocidas o proveedores recomendados por el alojamiento.
Los mercados locales son coloridos y atractivos, pero algunos vendedores ofrecen artículos como ámbar o larimar —piedras semipreciosas típicas del país— que en realidad son imitaciones de resina o plástico. Para evitar fraudes, conviene comprar en tiendas certificadas o preguntar en oficinas de turismo por establecimientos confiables.

En algunos bares y restaurantes dirigidos a turistas, el menú puede no mostrar precios claros o se agregan cargos adicionales inesperados. Es recomendable preguntar antes de ordenar, verificar la cuenta al final y confirmar si el servicio está incluido para evitar pagar de más.
La República Dominicana sigue siendo un destino de gran belleza y hospitalidad, pero como en cualquier lugar muy concurrido, el visitante debe actuar con precaución. Informarse antes de viajar, optar por servicios oficiales y mantener una actitud alerta pero relajada permite disfrutar de playas, cultura e historia sin contratiempos. En definitiva, prevenir pequeñas estafas no solo protege el bolsillo: también asegura que el recuerdo de la isla sea el de un paraíso caribeño, y no el de una mala experiencia.
