
Redacción (Madrid)
Visitar la República Dominicana no tiene por qué ser un lujo reservado para pocos. Aunque el país es conocido por sus complejos “todo incluido” y su turismo de alto nivel, hay una forma más auténtica —y asequible— de conocer este paraíso caribeño. Con un poco de planificación y sentido aventurero, es posible recorrer playas de ensueño, pueblos coloniales y montañas verdes gastando menos de lo que costaría una semana en un resort.
Llegar sin gastar de más
La puerta de entrada más económica suele ser Santo Domingo, donde los vuelos internacionales tienden a tener mejores tarifas que los de Punta Cana. Aerolíneas de bajo costo como Arajet o JetBlue ofrecen conexiones directas desde varias ciudades de América y Europa. Una vez en tierra, los autobuses interurbanos como Caribe Tours o Expreso Bávaro permiten moverse por todo el país de forma cómoda y barata, por menos de 10 dólares por trayecto.
Dormir barato (y bien)
En lugar de los grandes hoteles de playa, los hostales boutique, apartamentos locales y casas de huéspedes son la clave del ahorro. En la Zona Colonial de Santo Domingo o en Las Terrenas, se pueden encontrar habitaciones limpias y con encanto por 20 a 40 dólares la noche. Plataformas como Airbnb o Booking ofrecen opciones con cocina incluida, lo que reduce aún más los gastos diarios.
Comer como un local
La verdadera República Dominicana se saborea en sus comedores populares. Por menos de 5 dólares se puede disfrutar de un plato completo de “la bandera dominicana”: arroz, habichuelas, carne guisada y plátano frito. En los puestos callejeros, un jugo natural o una empanada no superan el dólar. Además, la comida es casera, abundante y llena de sabor.
Moverse por la isla
El transporte local es parte de la experiencia. Los motoconchos (mototaxis) y los guaguas (minibuses colectivos) conectan playas, pueblos y mercados a precios mínimos. Para los trayectos más largos, el alquiler de un coche compartido entre viajeros puede costar menos de 25 dólares por día, una excelente opción para explorar zonas menos turísticas como Jarabacoa, Constanza o Bahía de Las Águilas.
Experiencias gratuitas (o casi)
No todo cuesta dinero. Pasear por la Zona Colonial de Santo Domingo, ver el atardecer en el Malecón de Puerto Plata, o bañarse en las playas públicas de Samaná o Las Galeras son placeres que no tienen precio. Los senderos naturales de Jarabacoa, las cascadas del Limón y los mercados de artesanías locales completan un itinerario lleno de cultura y naturaleza a bajo costo.
El secreto: viajar con mentalidad local
Más que un destino de lujo, la República Dominicana es un país de hospitalidad genuina. Su gente recibe al visitante con alegría, y fuera de las zonas más turísticas los precios son sorprendentemente accesibles. Con un presupuesto de 35 a 50 dólares diarios, un viajero puede disfrutar de todo: buena comida, alojamiento cómodo, transporte y experiencias inolvidables.






