Redacción (Madrid)


Enclavado en la provincia de Barahona, Polo es uno de esos pueblos dominicanos que casi no figura en las guías turísticas, pero que deja huella profunda en quien lo descubre. Situado en lo alto de montañas verdes, a unos 746 metros sobre el nivel del mar, Polo ofrece una combinación poco frecuente: paisaje rural, cultura cafetalera, tradiciones locales bien vivas y una atmósfera de calma difícil de hallar en los destinos más concurridos.


La historia de Polo no es la de ciudades coloniales ni de grandes énfasis históricos, sino más bien la de comunidades que han forjado su identidad con trabajo agrícola, sobre todo la siembra de café fino, y con un arraigo humano ligado a la naturaleza y a las costumbres de montaña. Esa vocación agrícola marca no sólo el paisaje, sino también el ritmo de vida del poblado: rutinas, festividades, sabores y saberes están ligados al cultivo, al clima y al entorno montañoso.


Uno de los atractivos más curiosos de Polo es su famoso “Polo Magnético”, una ilusión de gravedad en una carretera local, donde un coche detenido en “neutral” parece rodar cuesta arriba. No hay imán gigante ni fuerza sobrenatural, sino un efecto visual causado por la topografía: cuesta cuesta abajo pero el entorno engaña al ojo. Este fenómeno ha despertado interés de locales y visitantes curiosos, y funciona como metáfora del lugar: las apariencias engañan, lo sencillo puede encerrar maravillas.


Culturalmente, Polo conserva vivencias auténticas: la hospitalidad de la gente de campo, el sonido del ganadero trabajando, la presencia del café tostándose, el olor del bosque en la mañana. Las fiestas patronales, los mercados locales, los pequeños negocios artesanales, todo contribuye a una experiencia que no está diseñada para el turismo de masas, sino para quien quiera sumergirse en lo local.

Aquí no hay grandes cadenas hoteleras ni playas de revista, pero sí cielos amplios, amaneceres sobre la montaña, charlas con campesinos sobre la cosecha, comidas hechas en fogón, sobrasadas de casa, historias que se transmiten de generación en generación.


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