
Redacción (Madrid)
En el corazón de la región del Lacio, a poca distancia de Roma, se encuentra Bomarzo, un pequeño pueblo medieval que encierra uno de los tesoros más enigmáticos y fascinantes de Italia: el llamado Parque de los Monstruos. Este lugar, conocido también como el Sacro Bosco o Bosque Sagrado, no es un simple jardín renacentista, sino un escenario surrealista donde arte, naturaleza y misterio se entrelazan para ofrecer al visitante una experiencia que parece sacada de un sueño.

El parque fue concebido en el siglo XVI por Pier Francesco Orsini, un noble que, tras la muerte de su esposa, encargó a los artistas de su tiempo la creación de un espacio que plasmara su dolor, su fantasía y su visión del mundo. A diferencia de los jardines clásicos, diseñados con simetría y armonía, el Bosque de Bomarzo desafía las reglas: aquí la naturaleza se funde con esculturas descomunales, figuras grotescas y escenas mitológicas que provocan asombro y desconcierto.
Pasear por el bosque es adentrarse en un universo de símbolos y enigmas. El visitante se encuentra con gigantes de piedra, ogros de bocas abiertas que parecen devorar al intruso, esfinges que guardan secretos, dragones en lucha y templos que se alzan entre los árboles. Cada escultura es una pregunta, un desafío a la imaginación. Algunos historiadores han visto en este parque un recorrido alegórico por la vida y la muerte, otros lo interpretan como una expresión de libertad artística en una época marcada por las convenciones.
Más allá del parque, el pueblo de Bomarzo conserva el encanto de las localidades medievales italianas. Sus calles estrechas, empedradas y tranquilas conducen a rincones donde el tiempo parece detenido. La fortaleza Orsini domina el horizonte, recordando el poder de la familia que marcó la historia del lugar. Desde sus miradores, el paisaje del valle del Tíber se abre en todo su esplendor, ofreciendo vistas de colinas verdes y campos cultivados que contrastan con la atmósfera fantástica del jardín.

Visitar Bomarzo no es solo un viaje turístico, sino también una inmersión en lo insólito. El bosque invita a cada viajero a interpretar, a dejarse llevar por la imaginación y a experimentar un asombro parecido al de quienes lo recorrieron hace siglos. Es un destino que mezcla historia, arte y naturaleza de una forma única, capaz de despertar tanto la reflexión como la fascinación.
Bomarzo es, en definitiva, un lugar donde lo real y lo fantástico se confunden, donde el Renacimiento italiano muestra una de sus caras más libres y originales. Quien llega hasta este rincón descubre que, entre los árboles y las piedras, la belleza puede adoptar formas inquietantes, y que lo extraño también tiene el poder de enamorar.
