
Redacción (Madrid)
En la costa norte de la provincia de Holguín, Guardalavaca se abre como un abanico de arena fina y aguas turquesas. Este balneario, cuyo nombre evoca leyendas de corsarios y tesoros, es hoy uno de los destinos más atractivos del turismo de playa en Cuba, sin perder el encanto de un rincón todavía preservado de las multitudes masivas. Sus 1.200 metros de playa, enmarcados por colinas verdes, ofrecen una postal que combina la serenidad del Caribe con una identidad local bien definida.
Más allá del mar y la arena, Guardalavaca guarda un entorno natural privilegiado. Muy cerca se extiende el Parque Natural Bahía de Naranjo, un área protegida con más de 4 km² de aguas tranquilas, tres islotes y un acuario marino donde se realizan actividades educativas y de conservación. Para los amantes del snorkel y el buceo, el arrecife de coral que bordea la zona es un espectáculo multicolor donde habitan peces tropicales, esponjas y gorgonias.
El poblado cercano conserva el ritmo pausado de la vida cubana, con mercados artesanales donde se encuentran trabajos en madera, conchas y fibras naturales. A pocos kilómetros, el Museo Indocubano Chorro de Maíta muestra piezas arqueológicas taínas y ofrece una visión profunda de las culturas que habitaron la isla antes de la llegada de los europeos. Esta combinación de playa y patrimonio histórico convierte a Guardalavaca en un destino que va más allá del sol y el mar.
En cuanto a la oferta hotelera, la zona cuenta con complejos turísticos de diversas categorías, desde resorts todo incluido hasta alojamientos más pequeños y familiares. La gastronomía local, marcada por pescados y mariscos frescos, se complementa con platos tradicionales cubanos como el congrí, la yuca con mojo y el cerdo asado, que los visitantes pueden disfrutar tanto en restaurantes como en paladares privados.
Guardalavaca se presenta como un destino donde naturaleza, cultura e historia se dan la mano. Su belleza escénica, sumada a la hospitalidad de sus habitantes, hace que quienes la visitan no solo regresen por sus playas, sino por la experiencia completa de adentrarse en un lugar que, aunque cada vez más reconocido en el mapa turístico, sigue conservando el alma tranquila de un paraíso cubano.