

Redacción (Madrid)
Ubicada a orillas del río Daugava, Riga, la capital de Letonia, es una joya europea que combina historia, arquitectura impresionante y una vibrante vida cultural. Esta ciudad, la más grande de los países bálticos, se ha convertido en un destino turístico cada vez más popular gracias a su atmósfera cosmopolita y su riqueza patrimonial. En Riga, el pasado medieval convive armoniosamente con la modernidad, ofreciendo a los visitantes una experiencia única.
El casco antiguo de Riga, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es el corazón histórico de la ciudad. Calles empedradas, iglesias góticas y casas de gremios medievales transportan a los viajeros a siglos pasados. La Catedral de Riga y la Iglesia de San Pedro son algunos de los hitos arquitectónicos más destacados, junto con la célebre Casa de las Cabezas Negras, un edificio renacentista reconstruido con gran fidelidad.
Además, Riga ofrece una de las colecciones más grandes de arquitectura Art Nouveau en Europa. Al caminar por el distrito de Alberta iela, los turistas quedan maravillados por las fachadas ornamentadas, figuras mitológicas y detalles únicos que adornan cada edificio. Esta expresión artística, símbolo del auge económico de la ciudad a principios del siglo XX, se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos.
Más allá de su valor histórico, Riga es una ciudad con una intensa vida cultural. Museos como el Museo Nacional de Arte de Letonia o el Museo de la Ocupación ofrecen perspectivas valiosas sobre la historia y el arte letones. Al caer la noche, la ciudad se transforma con bares acogedores, cafeterías bohemias y una escena musical vibrante que va desde conciertos de música clásica hasta festivales de electrónica.

Riga también es un punto de encuentro para eventos internacionales como el Festival de Luz «Staro Riga» o el Mercado de Navidad en la Plaza del Ayuntamiento, ambos experiencias mágicas que reflejan el espíritu acogedor y creativo de la ciudad.
La cercanía al mar Báltico y a parques naturales permite combinar la visita urbana con actividades al aire libre. El parque Bastejkalna o la playa de Jūrmala, a solo media hora de distancia, son opciones ideales para quienes buscan relajación en entornos naturales.
La gastronomía en Riga es otro punto a destacar. Desde platos tradicionales como el grey peas with speck (guisantes con tocino) hasta opciones gourmet en restaurantes modernos, la oferta culinaria mezcla raíces bálticas con tendencias contemporáneas. Los mercados como el Central Market, ubicado en antiguos hangares de zepelines, son ideales para explorar sabores locales y productos artesanales.
Riga es mucho más que una capital báltica: es un destino que sorprende por su belleza, su historia y su espíritu creativo. Ofrece una experiencia completa al viajero curioso, desde el deleite estético de sus calles hasta la calidez de su gente. Quienes visitan Riga no solo descubren una ciudad encantadora, sino también una puerta abierta al alma del norte de Europa.
