Pedernales y Bahía de las Águilas, el último paraíso virgen del Caribe

Redacción (Madrid)
En el extremo suroeste de la República Dominicana, donde el asfalto se mezcla con el polvo rojo y el mar parece aún no haber sido descubierto por el turismo de masas, se encuentra Pedernales. Esta provincia fronteriza, a menudo ignorada en las rutas tradicionales, alberga uno de los tesoros naturales más impresionantes del Caribe: Bahía de las Águilas. Con sus 8 kilómetros de arena blanca inmaculada y aguas cristalinas en tonos turquesa, esta playa es considerada una de las más vírgenes del hemisferio occidental.


Consciente del valor ecológico y turístico de la región, el gobierno dominicano ha anunciado una ambiciosa estrategia para convertir Pedernales en el nuevo polo turístico del sur, apostando por un modelo de desarrollo sostenible. El «Proyecto de Desarrollo Turístico de Pedernales» contempla la construcción controlada de infraestructura hotelera, un aeropuerto internacional, y accesos viales, con énfasis en el respeto al entorno natural y la participación de las comunidades locales.


Sin embargo, el proyecto no está exento de controversias. Ambientalistas y sectores académicos han expresado preocupación sobre el riesgo de que el desarrollo turístico, por bien intencionado que sea, degrade el frágil ecosistema de la zona. Piden garantías legales claras, monitoreo independiente y un modelo basado en el ecoturismo, que priorice la educación ambiental y la economía comunitaria por encima del turismo masivo.


Hoy, Bahía de las Águilas representa un dilema esperanzador: cómo abrir al mundo uno de los rincones más hermosos del Caribe sin repetir los errores del pasado. ¿Será posible preservar su carácter prístino mientras se transforma en un motor económico para una de las provincias más empobrecidas del país? El futuro de Pedernales, y quizás el modelo turístico dominicano del siglo XXI, depende de esa respuesta.




Entre el malecón y la modernidad: La arquitectura escultural del Royalton Habana Paseo del Prado

Redacción (Cuba)

Desde su inauguración, el Royalton Habana ha dividido opiniones con la vehemencia de todo lo que rompe esquemas. Algunos lo ven como una provocación, un cuerpo extraño encajado en el tejido urbano de Prado, donde los portales centenarios y los balcones herrumbrosos cuentan la historia de una Habana que se resiste a desaparecer. Otros —y cada vez son más— lo reconocen como un acto de osadía arquitectónica, una invitación a mirar hacia el futuro sin renegar del pasado.

El diseño estuvo a cargo de la renombrada firma francesa Richez_Associés, en colaboración con el estudio cubano UCX. Juntos han creado algo más que un hotel: una pieza de arquitectura contemporánea en pleno corazón de una ciudad marcada por el eclecticismo y el abandono.

El Royalton Habana no trata de mimetizarse. No quiere pasar desapercibido. Con su fachada de vidrio y acero, se proyecta como una caja de luz suspendida entre cielo y mar. A primera vista, podría parecer un gesto arrogante, pero una mirada más detenida revela otra cosa: una sensibilidad geométrica que dialoga con el entorno sin copiarlo, que respeta sin adular.

Una de sus apuestas más audaces es el juego de volúmenes que genera la ilusión de que el edificio flota sobre el Paseo del Prado. Las columnas retranqueadas, la disposición oblicua de los pisos superiores, y las terrazas abiertas al mar crean una coreografía de planos y transparencias que, al atardecer, parecen disolverse en la bruma atlántica.

Interior del hotel, Lugares y Más

En el interior, la historia continúa. El vestíbulo, sin excesos ornamentales, deja que la vista corra hasta donde el Malecón se funde con el horizonte. El mármol y la madera se combinan con arte local cuidadosamente curado, en un gesto de respeto al contexto cultural que lo acoge. Cada espacio parece construido no solo para ser transitado, sino contemplado.

Pero más allá de su estética, el Royalton Habana encarna una idea rara en la arquitectura hotelera: la de pertenecer. No por imitación, sino por contraste. Como una pausa moderna en una sinfonía antigua, el edificio no intenta ser habanero en el sentido tradicional. Lo es por su coraje, por su voluntad de existir en un lugar donde el tiempo tiene otras reglas.

La azotea, coronada con una piscina infinita, ofrece una de las mejores vistas de la ciudad. Desde allí, se puede leer La Habana como si fuese una partitura de siglos: el Capitolio, el Castillo del Morro, las cúpulas, los solares, los barcos entrando al puerto. Y justo debajo, el Royalton, como una nota sostenida que resuena en el presente.

El Royalton Habana Paseo del Prado no es perfecto, ni lo pretende. Pero ahí está: sereno, contemporáneo, provocador. Como si La Habana, al fin, hubiese encontrado una forma de hablar en voz alta en el lenguaje del siglo XXI.

Agüera Comunicación se extiende hasta México con la apertura de una nueva delegación

Redacción (Madrid)

El grupo Agüera Comunicación continúa su crecimiento en América Latina con la apertura de una nueva delegación en la ciudad de León, ubicada en el Estado de Guanajuato (México). Esta decisión estratégica reafirma el compromiso de la compañía con el mercado de habla hispana y fortalece su presencia internacional en un territorio clave por su dinamismo en el turismo, la industria y las comunicaciones.

La llegada de Agüera Comunicación a México marca también el inicio de la comercialización y expansión de su reconocida cabecera Lugares y Más en el país, estableciendo como base de operaciones la ciudad de León. Durante esta semana, David F. Agüera, director general del grupo, y Tamara Cotero, jefa de operaciones, mantuvieron un encuentro con Rebeca Martínez, quien será la delegada responsable en México. Martínez, con una destacada trayectoria en el ámbito turístico, será pieza fundamental en la implantación del proyecto, que contará con el respaldo de diversos partners estratégicos para acelerar su desarrollo tanto en Guanajuato como en el resto del país.

Esta nueva etapa empresarial se enmarca dentro de un proyecto editorial más amplio que extiende su influencia por todo el continente. En septiembre, David Agüera dará inicio a una ambiciosa propuesta de comunicación y turismo con proyección en cinco países: Cuba, República Dominicana, México, Puerto Rico y España. El nuevo proyecto, que nace con presencia digital y física, contará con colaboradores en todos estos destinos y tendrá como eje central el turismo caribeño, con un fuerte enfoque en el sol y playa.

«El proyecto me llena en lo profesional y en lo personal», ha declarado Agüera. «Tenía ganas de seguir creciendo y el reto no puede ser más bonito». Con una amplia experiencia en prensa, radio y televisión, el director también lidera la revista Lugares y Más, que supera los 3,3 millones de usuarios únicos y se consolida como referente en el sector de los viajes.

Con estos pasos, Agüera Comunicación reafirma su liderazgo en el mundo del turismo y los medios, abriendo nuevas puertas en América Latina y el Caribe con una visión integradora, global y de futuro.

Las mejores vistas de la capital de Cuba desde el Royalton Habana Paseo del Prado

Por Tamara Cotero

En el corazón palpitante de La Habana, donde el Malecón se funde con la brisa del Caribe y la ciudad vibra al ritmo del son, se alza imponente el Royalton Habana Paseo del Prado. Este hotel cinco estrellas no solo ofrece lujo y comodidad, sino también uno de los tesoros más codiciados por todo viajero que llega a la capital cubana: vistas de postal que cortan el aliento.

Ubicado estratégicamente en la intersección del Paseo del Prado y el Malecón, el Royalton Habana es un mirador natural al alma de La Habana. Desde sus elegantes terrazas, el visitante puede contemplar una panorámica única que abarca el Castillo del Morro, la entrada de la bahía, el mar infinito, y más allá, los tejados de La Habana Vieja, salpicados de cúpulas, palmeras y campanarios coloniales.

Es el lugar perfecto para dejarse hipnotizar por la danza del sol sobre el agua al atardecer, mientras los clásicos autos americanos desfilan por el Malecón como si el tiempo no hubiera pasado. Todo esto acompañado, por supuesto, de un mojito bien frío o un café cubano recién colado.

Pero si hay un rincón del hotel que roba suspiros y selfies por igual, ese es su piscina infinity en la azotea. Flotar allí es como nadar sobre el mismísimo horizonte. El mar se confunde con el cielo y La Habana se rinde a tus pies en un espectáculo visual que cambia con cada hora del día.

Desde la piscina, se puede ver cómo los barcos entran y salen del puerto, cómo los músicos callejeros comienzan a llenar de vida el Paseo del Prado al caer la tarde, y cómo el sol se despide lentamente detrás del Capitolio, pintando la ciudad de naranja, rosa y oro.

Las habitaciones del Royalton no son simples cuartos de hotel: son cápsulas de paz con ventanales de piso a techo que enmarcan la ciudad como si cada una fuera una obra de arte. Algunas miran directamente al mar, otras a las calles llenas de historia del Prado; todas, sin excepción, ofrecen una ventana íntima a una ciudad llena de magia y contradicciones.

Despertar con la luz dorada del amanecer cubano entrando suavemente por las cortinas, ver cómo La Habana se despereza y comienza su jornada… es una experiencia que no se olvida fácilmente.

Todo en el Royalton Habana Paseo del Prado combina el diseño moderno con detalles que honran la cultura cubana: desde las fotografías de artistas locales en los pasillos, hasta la coctelería de autor inspirada en clásicos cubanos. La atención es cálida, como lo es el carácter del cubano, y la atmósfera invita tanto al descanso como a la celebración.

El Royalton Habana Paseo del Prado no es solo un hotel, es un mirador privilegiado a la esencia de Cuba. Si buscas lujo con sabor local y las mejores vistas de La Habana, este es tu punto de partida. Aquí, cada ventana es una promesa de belleza, cada terraza un poema visual, y cada rincón, una invitación a enamorarse —una vez más— de la ciudad más romántica del Caribe.

La sección «Cine al Carrer» prepara el terreno para El 37 Festival de Cine

Redacción (Madrid)

El Festival de Cine de l’Alfàs del Pi calienta motores, y adelanta la sección de Cine al Carrer una semana antes de la inauguración del certamen, con una cartelera apta para todos los públicos: los próximos martes, miércoles y jueves días 1, 2 y 3 de julio a las 22.00 horas en la plaza Escoles Velles de l’Alfàs. La entrada es libre.

Martes 1 de julio, 22:00 : “Wicked” , ambientada en la Tierra de Oz, mucho antes de la llegada de Dorothy Gale desde Kansas. Elphaba es una joven incomprendida por su inusual color verde que aún no ha descubierto su verdadero poder. Glinda es una popular joven marcada por sus privilegios y su ambición que aún no ha descubierto su verdadera pasión. Las dos se conocen como estudiantes de la Universidad Shiz, en la fantástica Tierra de Oz, y forjan una insólita pero profunda amistad. La trama abarca los acontecimientos del primer acto del musical de Broadway. Película ganadora de dos premios Oscar (mejor diseño de producción y mejor vestuario), dirigida por Jon M. Chu y protagonizada por Ariana Grande, Cynthia Erivo y Jonathan Balley. Una adaptación de ’Wicked: La historia jamás contada de las brujas de Oz‘, el popular musical de 2003.

Miércoles 2 de julio, 22:00h : “Robot Salvaje” el épico viaje de un robot -la unidad 7134 de Roz,’Roz’ para abreviar- que naufraga en una isla deshabitada y debe aprender a adaptarse al duro entorno, entablando gradualmente relaciones con los animales de la isla y convirtiéndose en madre adoptiva de un pequeño ganso huérfano. Los avances continuos son capaces de incorporar nuevas herramientas y posibilidades visuales que permiten una inmersión más profunda en las emociones, algo que ha evidenciado esta película

Jueves 3 de julio, 22:00h: “Buffalo Kids” Tom y Mary, dos hermanos huérfanos, desembarcan en Nueva York a finales del siglo XIX. Para reunirse con su tío, se aventuran como polizones en un tren por el Salvaje Oeste donde conocerán a Nick, un nuevo y extraordinario amigo que cambiará sus vidas para siempre. Juntos se embarcarán en un peligroso viaje, enfrentándose a malvados villanos y viviendo situaciones únicas. Creada por el gran equipo de Core Animation y dirigida por el aclamado director Pedro Solís, ganador de varios premios Goya, esta película no solo es un deleite visual y narrativo, sino que también tiene un significado muy especial detrás de la pantalla

Descubriendo la Fe y la Historia: ruta por las iglesias más emblemáticas de Guanajuato

Redacción (Madrid)

El estado de Guanajuato, cuna de la independencia de México, es también un territorio donde la fe católica se entrelaza con la arquitectura, el arte y la historia. Visitar sus iglesias no es solo un acto de devoción religiosa, sino una oportunidad de sumergirse en siglos de cultura, arte sacro y tradiciones que definen la identidad guanajuatense. Acompáñame en este viaje por las iglesias más importantes de Guanajuato, donde cada templo narra su propia historia en piedra, oro y devoción.

Ubicado en lo alto de un cerro, el Templo de San Cayetano, conocido como «La Valenciana», es uno de los íconos más reconocibles de la ciudad de Guanajuato. Construido en el siglo XVIII gracias a la bonanza minera de la época, esta joya del barroco mexicano deslumbra con su fachada de cantera rosa y sus tres retablos interiores bañados en pan de oro. La iglesia no solo representa el esplendor económico de la ciudad, sino también el poder espiritual que sostenía a sus habitantes. Una visita aquí es también una mirada al pasado colonial del país.

En el corazón de la capital del estado se encuentra esta majestuosa basílica amarilla con cúpulas rojas que domina la vista del centro histórico. Dedicada a la Virgen de Guanajuato, patrona de la ciudad, la basílica es un punto neurálgico tanto religioso como turístico. Su interior alberga una antigua imagen traída de España en el siglo XVI y conserva una atmósfera de solemnidad mezclada con el bullicio cultural del entorno. Durante las festividades religiosas, la basílica cobra vida con procesiones, música y devoción popular.

Uno de los templos más fotografiados de México, la Parroquia de San Miguel Arcángel, con su imponente fachada neogótica, parece salida de un cuento europeo. Situada en la encantadora ciudad de San Miguel de Allende, este templo no solo es un símbolo de la fe, sino también del sincretismo artístico que caracteriza a México. Aunque su exterior recuerda a las catedrales de Colonia o París, su alma es profundamente mexicana. Asistir a misa aquí o simplemente contemplarla desde el jardín principal es una experiencia estética y espiritual.

En Salamanca, el Templo del Señor del Hospital es el principal santuario de la ciudad y uno de los centros de peregrinación más importantes del estado. Su arquitectura es sobria, pero su relevancia religiosa es inmensa. La imagen del Señor del Hospital, un Cristo milagroso, convoca cada año a miles de fieles que buscan consuelo, salud o agradecimiento. El fervor popular se vive con intensidad, especialmente en su fiesta patronal en agosto, donde la fe se expresa con danzas, ofrendas y procesiones multitudinarias.

Este templo neogótico, aún en proceso de construcción desde 1921, es una de las obras arquitectónicas más ambiciosas de León. Con sus altas torres y vitrales de colores, el Templo Expiatorio recuerda a las grandes catedrales europeas, pero se inscribe firmemente en la identidad local. Su cripta subterránea y su atmósfera silenciosa invitan al recogimiento y la contemplación. De noche, iluminado, se convierte en uno de los paisajes más bellos de la ciudad.

Visitar las iglesias de Guanajuato es mucho más que una ruta de turismo religioso: es una inmersión en el alma de un pueblo que ha sabido conservar sus raíces a través de la fe y el arte. Cada templo, con su estilo y contexto particular, nos recuerda que la historia de México también se escribe en sus cúpulas, en sus retablos dorados y en las oraciones de sus fieles. Guanajuato no solo se recorre con los pies, sino también con el corazón.

Los pueblos más poblados de Europa, entre lo rural y lo urbano

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Redacción (Madrid)

En el corazón del continente europeo, donde lo rural y lo urbano a menudo se entrelazan, existe un fenómeno particular que desafía las categorías tradicionales de asentamiento: los pueblos más poblados de Europa. A diferencia de las grandes ciudades, estos núcleos mantienen un estatus administrativo de «pueblo», aunque por su tamaño, densidad y servicios podrían confundirse fácilmente con pequeñas ciudades. Este fenómeno refleja tanto las particularidades legales de cada país como los cambios demográficos y económicos que redefinen el paisaje europeo.

Uno de los ejemplos más destacados es Cinisello Balsamo, en Italia. Ubicado en la región de Lombardía, este municipio forma parte del área metropolitana de Milán y cuenta con más de 70.000 habitantes. Aunque su tamaño y cercanía a una gran ciudad podrían haberle otorgado el estatus de ciudad, legalmente sigue siendo considerado un «comune», categoría que incluye tanto a pueblos como a ciudades en la administración italiana. Casos similares se repiten en otras regiones del país, donde los criterios históricos pesan más que las cifras actuales.

En España, el caso más paradigmático es Roquetas de Mar, en la provincia de Almería. Este municipio andaluz ha experimentado un notable crecimiento en las últimas décadas, impulsado por el turismo y la agricultura intensiva, hasta superar los 100.000 habitantes. A pesar de ello, no ha recibido formalmente el título de ciudad, en parte debido a las peculiaridades del sistema administrativo español, donde dicha designación tiene un valor más simbólico que funcional.

Por su parte, países como Reino Unido presentan situaciones similares, con localidades como Reading o Luton, que pese a tener poblaciones comparables a las de ciudades medianas, no cuentan con el título oficial de “city” debido a criterios históricos y religiosos muy específicos. En otros casos, como en Alemania o Francia, las divisiones administrativas hacen menos evidente la diferencia entre pueblos y ciudades, pero aún se pueden encontrar grandes municipios rurales que conservan su estatus original por razones legales o políticas.

Este panorama revela la diversidad de realidades dentro de Europa, donde el número de habitantes no siempre se traduce en una categoría administrativa superior. Los pueblos más poblados del continente son ejemplos vivos de cómo la historia, la burocracia y la evolución demográfica se entrecruzan para dar forma a una geografía humana tan compleja como fascinante. Y aunque no cuenten con el título de ciudad, su peso económico, social y cultural en sus regiones es, sin duda, de carácter urbano.

Entre la fe y la tradición: el sincretismo religioso en las comunidades rurales de República Dominicana

Redacción (Madrid)

Al entrar en una casa de madera pintada de azul añil, con velones encendidos y figuras de santos cubiertas con pañuelos de colores, se siente algo más que devoción católica. En esta comunidad rural, como en muchas otras a lo largo del país, la fe se manifiesta como un tapiz complejo, tejido por siglos de historia, resistencia y mestizaje espiritual. Es el sincretismo religioso dominicano, una fusión viva entre lo africano, lo indígena y lo cristiano.

Un legado de resistencia cultural

Desde la colonia, cuando los esclavos africanos llegaron a la isla traídos por los conquistadores españoles, comenzaron a adaptar sus creencias ancestrales para sobrevivir bajo el yugo de la evangelización. Al no poder rendir culto abiertamente a sus deidades, las disfrazaron bajo las imágenes de los santos católicos. Así nació un sistema simbólico donde Ogún, espíritu guerrero de la religión yoruba, se funde con San Miguel Arcángel; y donde Santa Marta la Dominadora, figura venerada en altares rurales, adopta atributos que recuerdan a las grandes madres africanas.

Rituales y misterios

En zonas rurales como San Juan, El Seibo o Dajabón, los llamados “misterios”—espíritus que actúan como intermediarios entre lo divino y lo humano—son centrales. Durante las ceremonias, que combinan cantos, tambores y danzas, los creyentes entran en trance y son “montados” por estos espíritus. Estas prácticas recuerdan claramente a rituales del vudú haitiano o la santería cubana, pero con una identidad criolla marcada.

Los “misterios dominicanos” tienen nombres locales: Anaísa Pie, Belié Belcán, Papá Candelo. Cada uno tiene gustos particulares, colores asociados y bebidas favoritas que los fieles ofrecen como parte del rito. Todo esto convive, en una aparente contradicción, con la misa dominical, el rosario y la devoción a la Virgen de la Altagracia.

La iglesia y el pueblo: una relación compleja

Aunque la Iglesia Católica ha combatido históricamente estas prácticas por considerarlas “supersticiosas” o “heréticas”, en la práctica muchas parroquias rurales conviven con ellas. Es común que un mismo devoto asista a misa por la mañana y participe en un ritual espiritual por la noche.

Una tradición viva

Hoy, en medio de la globalización, el sincretismo religioso en RD continúa adaptándose. Los jóvenes lo encuentran en TikTok o YouTube, mientras los mayores siguen transmitiéndolo oralmente. En los campos, los altares siguen encendidos, las ofrendas se renuevan y los misterios bajan a la tierra para “trabajar por el bien”.

Este fenómeno, a veces estigmatizado, es una pieza esencial del rompecabezas cultural dominicano. Habla de un país profundamente espiritual, forjado en la mezcla, que encuentra en el sincretismo no solo una forma de fe, sino una forma de identidad.

Guanajuato: Diez razones para perderse y encontrarse en sus callejones este 2025

Por Tamara Cotero

Hay ciudades que se miran, y otras que se viven. Guanajuato no es de las primeras. Aquí no basta con tomar una foto en una plaza o pasar por su laberinto de calles subterráneas; hay que entregarse a ella como quien se rinde al embrujo de una vieja canción. Caminar Guanajuato es caminar sobre la historia, el arte, la pasión y la piedra viva. Y en este 2025, cuando el mundo vuelve a viajar con el alma más despierta, Guanajuato resplandece como destino irrenunciable. He aquí diez razones que no son simples pretextos turísticos, sino invitaciones poéticas para descubrir esta ciudad que huele a cantera, a serenata y a revolución.

1. Porque aquí la historia no se guarda en libros, se respira en el aire

Guanajuato fue cuna del movimiento de independencia, testigo del grito de rebeldía de Hidalgo y escenario del asalto a la Alhóndiga de Granaditas. Pero no son fechas lo que el viajero recuerda, sino la sensación de estar caminando sobre los pasos de héroes. Las piedras susurran relatos, y cada plaza —la de San Fernando, la de la Paz, la del Baratillo— es una página viva de la historia de México.

2. Porque sus callejones no conducen al destino, sino a la sorpresa

No hay mapas ni GPS que valgan aquí. Guanajuato se revela a los que se pierden con gusto. Sus callejones serpentean entre casonas de colores, balcones floreados y escaleras que suben al cielo. Y de pronto, al doblar una esquina, se abre un mirador, una iglesia, una serenata. El más célebre, claro, es el Callejón del Beso, donde los balcones casi se tocan y el amor se convierte en leyenda.

3. Porque en 2025, el Festival Cervantino promete más magia que nunca

Este año, el Festival Internacional Cervantino —el mayor encuentro cultural del mundo hispano— celebrará una edición especial, con nuevos escenarios al aire libre, arte inmersivo y homenajes a los 50 años de la primera edición. Músicos, actores, bailarines y poetas transformarán la ciudad en un teatro sin techo, donde cada esquina será un escenario.

4. Porque su arquitectura es un poema hecho cantera

Desde el Teatro Juárez, majestuoso y silencioso como un templo griego, hasta la Universidad de Guanajuato, blanca y empinada como una sinfonía en mármol, la ciudad es una obra de arte en sí misma. Iglesias barrocas como la de San Diego o la Basílica de Nuestra Señora de Guanajuato invitan a la contemplación y al asombro. Y en cada fachada, la piedra cuenta un secreto.

5. Porque el arte aquí no cuelga en galerías: florece en cada muro

Los murales, las esculturas, las máscaras, los alebrijes, los grabados: Guanajuato está viva de arte. El legado de Diego Rivera, nacido en esta tierra, se respira en su casa natal convertida en museo, pero también en el espíritu libre de los jóvenes artistas que exponen en callejones y ferias. En 2025, se espera una explosión de arte callejero y festivales independientes que reinventan lo tradicional.

6. Porque el sabor guanajuatense es un festín para los sentidos

Los tamales de ceniza, las enchiladas mineras, las nieves de garambullo, el mezcal de la sierra. Comer en Guanajuato es descubrir una cocina de raíz y carácter. Este año, nuevos mercados gastronómicos y rutas culinarias estarán disponibles para los viajeros, donde se fusionan recetas centenarias con propuestas contemporáneas que seducen el paladar más exigente.

7. Porque sus minas siguen latiendo bajo tierra y sobre el alma

La mina de La Valenciana no es solo un vestigio de la riqueza colonial: es un viaje al interior del tiempo. Bajar a sus túneles es escuchar el eco del trabajo de miles de mineros y comprender cómo de sus entrañas surgieron no solo metales, sino también resistencia y cultura. En 2025, las minas ofrecerán recorridos temáticos nocturnos que combinan historia, teatro y leyenda.

8. Porque la muerte aquí se viste de fiesta

Guanajuato celebra el Día de Muertos como nadie. Las calles se llenan de altares, catrinas, flores, luces y música. El Museo de las Momias, con su extraña mezcla de horror y fascinación, es solo la punta del iceberg de una ciudad que honra la muerte con color y memoria. Este 2025, las celebraciones incluirán instalaciones multimedia y desfiles nocturnos por los callejones más antiguos.

9. Porque los guanajuatenses no son anfitriones: son poetas del encuentro

Aquí no hay prisa ni distancia. Un vendedor de dulces te recita una copla, un guitarrista te regala una canción, una abuela te cuenta una leyenda. Guanajuato es una ciudad que se entrega sin condiciones, donde el visitante se convierte en parte de una conversación eterna que une pasado y presente con un café y un bolero.

10. Porque Guanajuato no se olvida: se queda en el pecho como un verso aprendido

Hay lugares que se visitan y se tachan de una lista. Guanajuato no. Guanajuato se repite en la memoria como una melodía que uno tararea sin querer. En 2025, más que nunca, es un refugio para quienes buscan belleza, profundidad, emoción y sentido. Porque esta ciudad no espera turistas: espera cómplices, viajeros con el corazón abierto.

Viajar a Guanajuato este 2025 es dejar que la piedra, el arte y la historia hablen por uno. Es caminar entre sombras doradas, es dejar que la música de un callejón nos guíe, es perderse en una ciudad que no necesita gritar para ser inolvidable. Guanajuato no es solo un destino: es una forma de mirar el mundo con otros ojos, más lentos, más vivos, más tuyos.

Asia Central, tierra de fe y ruta de peregrinos, un viaje espiritual

Redacción (Madrid)

En el corazón del continente eurasiático, Asia Central se extiende como un tapiz de estepas, montañas y desiertos que fue testigo del paso de caravanas, imperios y sabios. Pero más allá de sus paisajes majestuosos y su herencia nómada, esta región es también un espacio de profundo significado espiritual. Países como Uzbekistán, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán conservan santuarios, mausoleos y mezquitas que atestiguan siglos de fe islámica, misticismo sufí y devoción popular. Un viaje religioso por Asia Central no solo permite conocer joyas arquitectónicas y lugares sagrados, sino también adentrarse en el alma de una región poco explorada pero ricamente espiritual.

Uzbekistán es sin duda el corazón espiritual de Asia Central. Sus ciudades legendarias —Samarcanda, Bujará y Jiva— fueron no solo nodos comerciales, sino también centros religiosos y culturales islámicos de primer orden. En Bujará, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el viajero puede visitar el Mausoleo de Bahauddin Naqshband, fundador de una influyente orden sufí. Este lugar recibe peregrinos de todo el mundo musulmán que buscan bendiciones y conexión espiritual.

Samarcanda, la ciudad mítica de Tamerlán, conserva la majestuosa necrópolis de Shah-i-Zinda, una impresionante avenida de mausoleos donde se dice que reposa un primo del profeta Mahoma. Sus cúpulas azules y relieves de cerámica no solo impresionan por su belleza, sino por el aura de santidad que aún las envuelve.

En Kazajistán, aunque el islam fue históricamente más moderado y sincrético, también se encuentran lugares de gran relevancia espiritual. En la ciudad de Turkestán, destaca el Mausoleo de Khoja Ahmed Yasawi, uno de los santos sufíes más importantes de Asia Central. Este monumento, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, es un lugar de peregrinación para los musulmanes de toda la región, especialmente durante las festividades religiosas.

Kirguistán, con su población mayoritariamente musulmana, combina la espiritualidad islámica con elementos de la antigua cosmovisión nómada. Aquí, las peregrinaciones a montañas sagradas y manantiales considerados curativos reflejan un islam popular y profundamente vinculado con la naturaleza. El mazar de Arslanbob, por ejemplo, es venerado tanto por su belleza natural como por su carga espiritual.

Tayikistán, de herencia cultural persa y predominantemente musulmán sunita, también alberga enclaves de gran significado espiritual. En el norte del país, la ciudad de Istaravshan conserva mezquitas históricas y tumbas de sabios. En el valle de Ferganá y las remotas aldeas de Pamir, persisten prácticas sufíes y rituales religiosos que reflejan la mezcla entre la devoción islámica y las antiguas tradiciones persas.

Viajar religiosamente por Asia Central es también encontrarse con una hospitalidad que nace del alma. En cada pueblo, el visitante es recibido con té, pan caliente y una historia. La espiritualidad aquí no se grita, se vive en silencio: en los patios de las madrasas, en las miradas de los fieles, en el eco de las oraciones al amanecer. La fe en Asia Central es discreta, pero profunda; no necesita imponerse, porque está enraizada en siglos de sabiduría, poesía y resistencia cultural.

Asia Central es un destino para el viajero paciente, el que sabe que las verdaderas experiencias no se compran, sino que se descubren en el encuentro con lo sagrado y lo humano. Más allá de lo turístico, recorrer esta región con un enfoque religioso o espiritual permite reconectar con una historia de búsqueda interior, de sabiduría compartida y de comunión con lo eterno. En estas tierras de minaretes azules y caravasares olvidados, el alma encuentra su ruta.