En el corazón de la provincia de Overijssel se encuentra Giethoorn, un pintoresco pueblo neerlandés que parece detenido en el tiempo. Fundado en el siglo XIII por campesinos y excavadores de turba, su principal característica es la ausencia de carreteras en gran parte del casco antiguo. En lugar de asfalto, los visitantes y residentes se desplazan en pequeñas embarcaciones a través de más de siete kilómetros de canales, lo que le ha valido el sobrenombre de “la Venecia del Norte”.


Las viviendas típicas de Giethoorn, con techos de paja y jardines cuidados hasta el detalle, completan una estampa que atrae a miles de turistas cada año. Muchas de estas casas solo son accesibles por el agua o mediante estrechos puentes de madera, lo que refuerza la sensación de aislamiento y tranquilidad. Pese a la llegada del turismo masivo en las últimas décadas, los habitantes del pueblo mantienen viva la tradición de moverse en “punter”, unas embarcaciones de fondo plano que se empujan con pértigas.


El turismo, sin embargo, ha sido un arma de doble filo. Aunque ha generado prosperidad y empleo en restaurantes, alojamientos y excursiones guiadas, también ha supuesto un desafío para los residentes. Durante la temporada alta, la pequeña localidad de apenas 2.800 habitantes recibe miles de visitantes diarios, lo que en ocasiones genera congestión en los canales y un impacto medioambiental que preocupa a las autoridades locales.


Más allá de las postales idílicas, Giethoorn es también un ejemplo de cómo Holanda combina tradición y modernidad. El pueblo cuenta con infraestructuras sostenibles, energías renovables y un fuerte compromiso con la conservación del entorno. Sus canales, además de servir como vía de transporte, tienen un papel clave en el control de las aguas en una región históricamente vulnerable a las inundaciones.


Giethoorn sigue siendo, pese a los retos, un símbolo del carácter neerlandés: pragmático, creativo y en constante equilibrio con la naturaleza. Para el visitante, la experiencia de navegar en silencio por sus canales ofrece una ventana al pasado, pero también una reflexión sobre el futuro de las comunidades que logran prosperar sin renunciar a sus raíces.

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