
Por Miguel de la Hoz
Entrevista a Luis Larrodera. Director del festival de cine de L’Alfas del Pi.
¿Qué cree que hace único al Festival de Cine de l’Alfàs del Pi?
Creo que es la combinación perfecta que ofrece el lugar, la gente y el propio evento. Durante esos días, no solo se celebra el cine, también se celebra el mar, el sol, el verano y, en definitiva, se celebra Alfàs. El entorno y la atmósfera que se genera son muy especiales.
¿Cuál ha sido la evolución más notable del festival en los últimos años?
Ha habido muchas, pero destacaría que hoy en día somos un festival reconocido dentro del circuito nacional, especialmente en el mundo del cortometraje. Contamos con una de las dotaciones económicas más altas en premios y, desde hace dos años, el corto ganador entra directamente en la preselección de los Premios Goya. Esto nos sitúa en una posición privilegiada.

¿Qué impacto tiene el festival en el municipio y en la comarca?
Es enorme. De los doce festivales culturales que organizamos a lo largo del año, este es el que más proyección tiene fuera de nuestras fronteras. Es un gran escaparate para Alfàs del Pi y para la Costa Blanca. Nos ayuda a posicionarnos como destino turístico y cultural.
¿Cómo se eligen los homenajes de cada edición?
Buscamos reconocer trayectorias consolidadas en el cine español, pero también queremos que los homenajeados sean personas queridas por el público. Este año hemos homenajeado a Elena Irureta, a Julián López –que además es de la terreta–, y al programa _Cine de Barrio_, que ha sido parte de nuestras tardes de cine durante años. Todos ellos representan ese espíritu de amor por el cine que compartimos.

Además de las proyecciones, ¿qué otras actividades ofrece el festival?
Muchísimas. Tenemos conciertos gratuitos en el parque, talleres de interpretación, presentaciones de libros, actividades infantiles, charlas profesionales, exposiciones… Queremos que el festival sea una experiencia cultural completa para todos los públicos.
¿Qué papel juega el entorno en la programación del festival?
Es clave. El Faro de l’Albir, por ejemplo, se ha convertido en un símbolo del festival. Organizamos rutas guiadas hasta allí, y muchos de nuestros eventos buscan poner en valor el paisaje, la luz y la identidad mediterránea de nuestro municipio. Queremos que la gente disfrute del cine, pero también de todo lo que Alfàs tiene que ofrecer.
¿Cómo contribuye el festival al tejido económico y social de la localidad?
Desde la organización se trabaja para que el impacto del festival se quede en el municipio. Apostamos por alojamientos, restaurantes y servicios locales. Involucramos a empresas y asociaciones del pueblo, y eso crea comunidad y genera riqueza.

El festival también tiene un marcado carácter internacional. ¿Cómo se consigue atraer a un público tan diverso?
Proyectamos en versión original subtitulada, lo que nos permite conectar con residentes de otras nacionalidades. A veces sucede que proyectamos una película francesa o noruega y el público se emociona porque les recuerda a su tierra. Es muy bonito ver ese vínculo.
¿Se impulsa también el talento joven y local?
Sí, tenemos talleres de dirección, mesas redondas con profesionales del sector y un concurso de cortos grabados con móvil que deben desarrollarse en localizaciones reconocibles de Alfàs. Queremos animar a la gente a crear, y que Alfàs sea su plató de cine.
¿Qué novedades se han incorporado este año y qué podemos esperar en el futuro?
Este año hemos incorporado una nueva sección dedicada al cine de animación, que ha tenido muy buena acogida. Siempre estamos explorando nuevas ideas. Ya tenemos propuestas sobre la mesa para la próxima edición, así que seguro que habrá novedades.
