Redacción (Madrid)

En el corazón de la Cordillera Central, donde el frescor de la montaña acaricia la piel y el verde parece no tener fin, Jarabacoa ofrece una experiencia turística que va más allá del descanso: dormir en una casa del árbol, suspendida entre los susurros del bosque y el murmullo de un río cercano.

En los últimos años, el ecoturismo ha tomado fuerza en República Dominicana, y Jarabacoa —con su clima primaveral todo el año, sus montañas imponentes y su espíritu de aventura— se ha posicionado como el destino ideal para quienes buscan conexión con la naturaleza sin renunciar al confort. Entre las propuestas más originales, destacan los alojamientos tipo «treehouse», una mezcla de retiro rústico y lujo minimalista.

Una noche entre ramas y estrellas

Al llegar al alojamiento, ubicado a pocos kilómetros del centro de Jarabacoa, uno se encuentra con estructuras de madera elevadas entre los árboles, muchas de ellas accesibles por puentes colgantes o escaleras de troncos. No se trata de simples refugios improvisados: estas casas están equipadas con camas cómodas, baños privados, electricidad, y algunas incluso con terrazas panorámicas y jacuzzis al aire libre.

Desde lo alto, la vista es inigualable. Al atardecer, el cielo se tiñe de naranja mientras se escucha el canto lejano de aves y el rumor de los pinares. De noche, el espectáculo se traslada al firmamento, donde las estrellas brillan con una intensidad que la ciudad ha olvidado.

El encanto de lo simple

Alojarse en una casa del árbol en Jarabacoa no es solo una elección estética, es un compromiso con un turismo más consciente. Muchos de estos proyectos promueven la sostenibilidad, el uso de energías renovables, el respeto al entorno natural y el trabajo con comunidades locales.

Las actividades que rodean esta experiencia son tan diversas como el paisaje: rafting en el río Yaque del Norte, caminatas hacia el Salto de Jimenoa o el Pico Duarte, baños en pozas naturales, parapente, paseos a caballo, o simplemente contemplar la neblina descender desde el balcón de tu habitación.

Para quién es esta experiencia

Ideal para parejas que buscan una escapada romántica, viajeros solitarios en búsqueda de introspección o familias que desean enseñar a los más pequeños el valor de lo simple. Dormir en una casa del árbol en Jarabacoa no es solo alojarse: es una vivencia, una historia que se cuenta sola, entre hojas, cielos abiertos y silencios que curan.

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