

Redacción (Madrid)
España es un país de paisajes diversos y espectaculares, donde las rutas de montaña ofrecen una forma única de conectar con la naturaleza. Desde los majestuosos Pirineos hasta la abrupta belleza de la Sierra de Grazalema, cada sendero es una invitación a la aventura. Sin embargo, la creciente popularidad del senderismo y el auge del ecoturismo han provocado que muchas de estas rutas enfrenten un nuevo desafío: la masificación.
La masificación turística no solo perjudica la experiencia del visitante, sino que también amenaza la sostenibilidad ambiental, altera el hábitat de la fauna local y pone en riesgo la conservación del patrimonio natural. Por ello, es necesario repensar nuestra forma de explorar la montaña y buscar alternativas que permitan disfrutar del entorno sin comprometer su equilibrio.
Una de las maneras más efectivas de evitar la masificación es salirse del circuito turístico tradicional. En lugar de optar por rutas famosas como la del Caminito del Rey o la Ruta del Cares en temporada alta, los senderistas pueden explorar alternativas menos transitadas como la Sierra de Gata en Extremadura, la Sierra del Segura en Albacete o la Ruta de los Molinos en Castilla-La Mancha. Estos lugares conservan toda la belleza natural sin la presión del turismo masivo.
Muchas rutas de montaña sufren saturación en primavera y verano, cuando el clima es más favorable. Sin embargo, el otoño y el invierno también ofrecen paisajes impresionantes: bosques de colores rojizos, nieves ligeras y senderos silenciosos. Además, fuera de temporada se contribuye al equilibrio económico de las zonas rurales, distribuyendo la afluencia de visitantes a lo largo del año.

Evitar la masificación también implica adoptar una actitud consciente durante el viaje. Esto incluye respetar la señalización de los senderos, no dejar residuos, evitar ruidos innecesarios y apoyar negocios locales. Elegir guías certificados, hospedajes rurales y productos autóctonos ayuda a que el turismo beneficie directamente a las comunidades que cuidan de esos espacios.
Organizar excursiones con antelación permite evitar aglomeraciones en puntos clave, sobre todo en parques naturales que requieren control de acceso. Además, realizar caminatas en grupos pequeños reduce el impacto ambiental, facilita la movilidad y permite una experiencia más íntima con el entorno.
La montaña no debe convertirse en un escenario de masas, sino en un refugio para la introspección, el contacto con la naturaleza y el respeto por lo esencial. Promover rutas alternativas, distribuir los flujos turísticos y fomentar una cultura de respeto son pasos clave para conservar la belleza de los senderos españoles.
