

Redacción (Madrid)
La República Dominicana no solo es famosa por sus playas paradisíacas y su vibrante vida tropical, sino también por ser el corazón histórico del Nuevo Mundo en América. Un recorrido por este país es un viaje en el tiempo, desde las huellas taínas precolombinas hasta las construcciones coloniales que marcan el inicio de la presencia europea en el continente. Este destino caribeño ofrece una experiencia cultural única que ningún amante de la historia debería perderse.
El recorrido comienza en Santo Domingo, la primera ciudad fundada en el Nuevo Mundo por los europeos. Su Zona Colonial, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un verdadero museo al aire libre. Aquí se encuentra la Primera Catedral de América, la Calle Las Damas –la más antigua del continente– y el Alcázar de Colón, antiguo palacio del hijo de Cristóbal Colón. Cada rincón cuenta una historia, y caminar por sus calles empedradas es sentir el eco del siglo XVI bajo los pies.
Continuando hacia el norte, llegamos a Santiago de los Caballeros, la segunda ciudad más importante del país. Esta ciudad fue clave durante la Guerra de la Restauración, en la que los dominicanos recuperaron su independencia de España en 1865. El Monumento a los Héroes de la Restauración domina el paisaje urbano y rinde tributo a esa gesta patriótica. En sus alrededores, museos y centros culturales narran con orgullo la historia reciente del país.

La historia dominicana también está profundamente marcada por la presencia africana y el auge de las plantaciones coloniales. En regiones como San Pedro de Macorís y La Romana, puedes recorrer antiguas ingenios azucareros, muchos de los cuales ahora funcionan como museos vivos que muestran la vida de los esclavos africanos y los obreros de los bateyes. Aquí se experimenta el legado de la diáspora africana, presente en la música, la religión y la identidad nacional.
Antes de la llegada de los europeos, los taínos habitaban estas tierras. En La Cueva de las Maravillas, entre San Pedro y La Romana, se pueden observar pinturas rupestres originales que reflejan su cosmovisión. Otros sitios arqueológicos, como el Parque Nacional del Este o el Centro Cultural Indígena Caonabo, permiten conocer más sobre esta cultura originaria que dejó una huella profunda en el idioma, la gastronomía y las creencias populares dominicanas.
A diferencia de otros destinos donde la historia se conserva solo en libros y monumentos, en la República Dominicana la historia se vive en el presente: en las tradiciones, en las fiestas patronales, en el merengue que suena en las calles y en la hospitalidad de su gente. Cada región tiene su relato, cada pueblo su héroe, y cada turista la oportunidad de formar parte de esta narración.
República Dominicana no solo se visita, se descubre. Y en ese descubrimiento, se aprende, se conecta y se recuerda. Un recorrido histórico por este país es una experiencia transformadora que muestra que el Caribe tiene mucho más que sol y arena: tiene alma, memoria y legado.
