
Redacción (Madrid)
En el corazón del Caribe, la República Dominicana despliega una riqueza cultural que va mucho más allá de sus famosas playas. Desde la arquitectura colonial de Santo Domingo hasta los tambores de los palos en San Juan de la Maguana, el país ofrece una ruta cultural vibrante que permite al viajero sumergirse en siglos de historia, arte y tradiciones vivas.
Santo Domingo: El Comienzo de todo
El recorrido inicia en la Ciudad Colonial de Santo Domingo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Caminar por la Calle El Conde o visitar la majestuosa Catedral Primada de América es retroceder al siglo XVI, cuando la ciudad fue el primer asentamiento europeo permanente en el Nuevo Mundo. Museos como el de las Casas Reales y el Alcázar de Colón relatan historias de conquistadores, rebeliones y encuentros culturales que forjaron la identidad dominicana.

Cibao: Cuna del folclore y la identidad nacional
Siguiendo hacia el norte, la región del Cibao —especialmente Santiago— late al ritmo del merengue típico, con instrumentos como el güiro y el acordeón. Aquí se encuentra el Monumento a los Héroes de la Restauración, un símbolo del orgullo nacional. Además, en localidades como Moca o La Vega, el carnaval cobra vida con coloridos «diablos cojuelos», una expresión artística que mezcla lo indígena, lo africano y lo europeo.
Sur profundo: Ecos ancestrales
En el sur, San Juan de la Maguana y Barahona conservan expresiones espirituales de origen africano como el gagá y los palos. Estas manifestaciones no solo son religiosas, sino también sociales, transmitidas de generación en generación. Lugares como el Centro Cultural María Montez rinden homenaje a figuras clave del arte dominicano, mientras que los petroglifos taínos en cuevas como Pomier en San Cristóbal nos recuerdan el legado precolombino del país.
El arte contemporáneo y la creatividad viva
La ruta cultural no estaría completa sin una mirada al presente. En Puerto Plata y Punta Cana florecen galerías y talleres de artistas locales que reinterpretan la herencia dominicana desde una óptica moderna. Festivales como el Santo Domingo Jazz Festival o la Bienal Nacional de Artes Visuales consolidan a la República Dominicana como un epicentro creativo en el Caribe.
Una ruta para todos los sentidos
La experiencia cultural dominicana no es solo visual o histórica: también se saborea. Desde un sancocho cocinado a leña en el campo hasta una copa de ron artesanal, la gastronomía es parte inseparable del recorrido. Cada región tiene su sazón, su ritmo y su voz.