Redacción (Madrid)
La Semana Santa en España no es solo una celebración religiosa: es un espectáculo de fe, tradición, arte y emoción que transforma pueblos y ciudades en escenarios vibrantes donde la historia cobra vida. Desde el recogimiento solemne de Castilla hasta la pasión desbordada del sur, recorrer España en estas fechas es sumergirse en una experiencia única que mezcla lo espiritual y lo cultural. A continuación, una selección de los destinos más destacados para vivir la Semana Santa como nunca antes.
Sevilla: Pasión a flor de piel
Hablar de Semana Santa es hablar de Sevilla. Declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, la capital andaluza despliega toda su fuerza emocional con más de 60 hermandades que recorren las calles entre incienso, marchas procesionales y saetas que estremecen el alma. Las imágenes, muchas de ellas auténticas joyas del barroco, son portadas por costaleros con un fervor indescriptible. Especial atención merecen las procesiones de la Madrugá, la noche del Jueves al Viernes Santo, con pasos emblemáticos como el Gran Poder o la Esperanza Macarena.

Málaga: Tradición y fervor popular
En Málaga, la Semana Santa es una fiesta del pueblo. Aquí conviven el respeto religioso con una alegría contagiosa. Las cofradías malagueñas procesionan con pasos imponentes —algunos tan pesados que requieren más de 250 hombres para portarlos— y son acompañadas por bandas de música que imprimen un ritmo inconfundible. Uno de los momentos más esperados es la liberación de un preso por parte de la Cofradía de El Rico, una tradición con siglos de historia y un fuerte valor simbólico.
Valladolid: Silencio y sobriedad castellana
En contraste con el sur, Valladolid ofrece una Semana Santa marcada por la sobriedad y el recogimiento. Las procesiones se desarrollan en un silencio que estremece, solo roto por los tambores sordos y el sonido de los pasos sobre el empedrado. Las tallas que se procesionan son auténticas obras maestras de la escultura religiosa, muchas de ellas firmadas por artistas como Gregorio Fernández. El Sermón de las Siete Palabras, en plena Plaza Mayor, es uno de los actos más sobrecogedores.
Zamora: La Semana Santa más antigua
La Semana Santa zamorana, considerada una de las más antiguas de España, es sinónimo de autenticidad. Su origen se remonta al siglo XIII y conserva un carácter austero que conecta directamente con la espiritualidad. Los hermanos visten hábitos sencillos y caminan al ritmo de cantos gregorianos y toques de campana. Especialmente impactante es la procesión del Yacente, en la noche del Jueves Santo, donde el silencio es absoluto y la atmósfera, casi mística.
Cuenca: Arte y espiritualidad en un marco incomparable
Con su casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad, Cuenca ofrece una Semana Santa que une devoción y belleza arquitectónica. La Procesión del Camino del Calvario, también conocida como la de Las Turbas, destaca por la peculiaridad de sus participantes: los turbos, vestidos con capas y tambores, generan un estruendo que simboliza la burla a Jesús. A pesar del caos aparente, todo sigue un orden ceremonial perfectamente establecido.
Granada: Emoción nazarí
Ver un paso atravesar el Arco de las Pesas en el Albaicín o desfilar frente a la Alhambra al anochecer es una experiencia inolvidable. En Granada, la Semana Santa se vive con intensidad y poesía. Las hermandades recorren empinadas cuestas y estrechas calles al son de marchas que resuenan entre los muros centenarios. Destaca la procesión del Cristo de los Gitanos, que sube al Sacromonte entre cantes flamencos y hogueras encendidas.