Gran Muthu Habana, modernidad y confort en el corazón de La Habana

Tamara Cotero (La Habana)

En el vibrante panorama hotelero de La Habana, el Gran Muthu Habana se erige como una propuesta contemporánea que combina diseño moderno, servicios de alta gama y una ubicación privilegiada frente al mar. Inaugurado en 2023, este hotel de cinco estrellas ha captado la atención de viajeros que buscan una experiencia de lujo con toques caribeños en la capital cubana.

Situado en el distrito de Miramar, a unos 10 kilómetros del casco histórico de La Habana, el Gran Muthu Habana ofrece una ubicación ideal para quienes desean explorar la ciudad sin renunciar a la tranquilidad. Desde sus habitaciones con vista al mar los huéspedes pueden disfrutar de impresionantes panorámicas del litoral habanero y de la ciudad. La proximidad a la playa y al malecón permite paseos relajantes y acceso a zonas de ocio.

El hotel cuenta con 494 habitaciones equipadas con comodidades como aire acondicionado, minibar, televisión por cable y conexión Wi-Fi gratuita. Las instalaciones incluyen una piscina al aire libre, centro de fitness, spa, sauna y jacuzzi, brindando opciones para el descanso y el bienestar. Además, dispone de varios restaurantes y bares que ofrecen una variedad gastronómica para satisfacer diferentes paladares. El hotel dispone de un restaurante de comida especializada india, único en todo Cuba y ampliará los próximos días con un restaurante chino, completando asi su oferta gastronómica.

Hotel Gran Muthu Habana, Lugares y Más

Las opiniones de los visitantes destacan la limpieza de las habitaciones, la amabilidad del personal y la calidad del desayuno buffet. Muchos aprecian las vistas al mar y la modernidad de las instalaciones.

El Gran Muthu Habana ha demostrado un compromiso con la calidad y la satisfacción del cliente. Su enfoque en ofrecer servicios de alto nivel y su constante adaptación a las necesidades de los huéspedes lo posicionan como una opción atractiva para quienes buscan una estancia lujosa y confortable en la capital cubana.

El Gran Muthu Habana representa una fusión entre la modernidad y el encanto caribeño, ofreciendo a los viajeros una experiencia única en La Habana. Con sus instalaciones de vanguardia, ubicación estratégica y vistas inigualables, este hotel se perfila como una elección acertada para quienes desean explorar la ciudad desde un entorno de lujo y confort.

Hotel Gran Muthu Habana, Lugares y Más

Cayo Levantado, la joya escondida de Samaná

Redacción (Madrid)

A solo unos minutos en lancha desde la bahía de Samaná, en el noreste de la República Dominicana, se encuentra un pequeño paraíso conocido como Cayo Levantado, también llamado “la Isla Bacardí” por su aparición en antiguos anuncios de ron. Esta islita tropical lo tiene todo: playas de arena blanca, aguas turquesas, selva exuberante y una tranquilidad que solo los verdaderos paraísos ofrecen.

Un rincón de belleza natural

Cayo Levantado es una isla de aproximadamente 1 km², parte del Parque Nacional Los Haitises. Sus aguas cristalinas y su rica biodiversidad marina lo convierten en un lugar perfecto para el snorkel, kayak o simplemente nadar. El entorno natural se mantiene bien conservado, y los visitantes pueden disfrutar tanto de zonas abiertas al público como de áreas privadas operadas por resorts de lujo.

¿Qué hacer en Cayo Levantado?

Relajarse en la playa: Las dos principales playas del cayo están equipadas con tumbonas, sombra y servicios básicos. Una de ellas es de acceso libre, ideal para pasar el día, mientras que la otra es exclusiva para huéspedes del hotel.

Snorkeling y buceo: La vida marina cerca de la isla es abundante, perfecta para explorar con máscara y tubo.

Degustar mariscos frescos: En la playa pública hay pequeños restaurantes donde se puede probar pescado, langosta y otros platos típicos dominicanos.

Explorar en kayak o paddleboard: Muchos tours incluyen equipo para disfrutar del mar desde otra perspectiva.

Cómo llegar

Desde el puerto de Samaná o desde Las Galeras, se puede tomar una lancha o tour organizado que incluye transporte, almuerzo y actividades. El trayecto dura entre 15 y 30 minutos dependiendo del punto de partida.

¿Cuándo ir?

La mejor época para visitar es entre diciembre y abril, cuando el clima es más seco y hay posibilidad de avistar ballenas jorobadas cerca de la costa. Sin embargo, el cayo puede visitarse todo el año.

Cuba se prepara para FITCuba 2025, una oportunidad para revitalizar su turismo

Redacción (Madrid)

Mañana, 30 de abril, La Habana se convertirá en el epicentro del turismo caribeño con la inauguración de FITCuba 2025, la 43ª edición de la Feria Internacional de Turismo de Cuba. El evento se llevará a cabo hasta el 3 de mayo en el emblemático Parque Histórico Militar Morro-Cabaña, con la República Popular China como país invitado de honor y un enfoque especial en las tradiciones cubanas como producto turístico

FITCuba 2025 llega en un momento crucial para la industria turística cubana. Durante el primer trimestre del año, el país experimentó una disminución del 29.7% en la llegada de visitantes internacionales en comparación con el mismo período de 2024, afectado por la reducción de turistas provenientes de mercados clave como Rusia, Canadá y la comunidad cubana en el exterior.

Esta situación resalta la importancia de FITCuba como plataforma para reactivar el sector y atraer nuevos inversores y visitantes.

El programa de FITCuba 2025 incluye una variedad de actividades diseñadas para promover la cultura y el turismo cubano. Entre ellas se destacan la Competencia Gastronómica en el Patio de los Jagüeyes, la Gala Cultural Cuba-China en el Teatro Karl Marx y la clausura oficial en el Cabaret Tropicana, donde se presentará un espectáculo renovado y se anunciará FITCuba 2026.

Una de las novedades de esta edición es el énfasis en la transformación digital del turismo. Se abordarán temas como la implementación de tecnologías en los Destinos Turísticos Inteligentes (DTI), nuevos paradigmas para la formación en turismo y soluciones digitales para mejorar la experiencia del visitante.

A pesar de los desafíos actuales, FITCuba 2025 representa una oportunidad para que Cuba muestre su compromiso con la revitalización del turismo. Con un enfoque en la cultura, la innovación y la colaboración internacional, el evento busca posicionar a la isla como un destino atractivo y competitivo en el Caribe.

Con la participación de profesionales del sector turístico de más de cien naciones, FITCuba 2025 se perfila como un evento determinante para el futuro del turismo en Cuba.

La ruta del café en Cuba, un viaje al corazón de la historia y el sabor

Redacción (Madrid)

Más allá del tabaco y el ron, Cuba guarda una tradición cafetalera profunda, forjada hace siglos por emigrantes franceses que huían de la Revolución de Haití a principios del siglo XIX. Estos colonos encontraron en las elevaciones de la Sierra Maestra y la Sierra Cristal un clima ideal para cultivar un grano que, hasta hoy, sigue siendo símbolo de hospitalidad y cultura en la isla.

Un viaje por el legado cafetalero

La Ruta del Café recorre antiguas plantaciones cafetaleras, muchas de ellas ahora en ruinas majestuosas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2000 bajo el título de “Paisaje arqueológico de las primeras plantaciones de café en el sudeste de Cuba”. En estas fincas, como La Isabelica, Fraternidad o Santa Paulina, aún se pueden ver los vestigios de las casas de vivienda, los secaderos de café, los molinos de piedra y las estructuras hidráulicas que sostenían toda una economía.

En particular, La Isabelica, ubicada cerca de Santiago de Cuba, ha sido restaurada como museo, ofreciendo una ventana viva a la vida cotidiana de los caficultores franco-haitianos. Su arquitectura sobria, adaptada al clima tropical, y su colección de objetos originales transportan al visitante a una época donde el café era sinónimo de riqueza y supervivencia.

El café cubano, identidad en cada sorbo

Aunque otros países latinoamericanos han llevado el protagonismo en la producción mundial, el café cubano mantiene una calidad notable, especialmente el cultivado de forma orgánica en las montañas orientales. De cuerpo medio, notas terrosas y un retrogusto dulce, el café cubano expresa en su sabor la rusticidad y nobleza de su tierra.

La cultura del café en Cuba va más allá del producto: es un ritual social. El cafecito es ofrecido como un gesto de bienvenida, un instante de pausa y conversación, siempre servido en tazas pequeñas, intensas, y acompañado de una sonrisa.

La experiencia turística, entre naturaleza e historia

Hoy, la Ruta del Café no solo atrae a historiadores o amantes del café, sino también a viajeros ávidos de experiencias auténticas. Caminatas entre plantaciones de altura, visitas a museos locales, degustaciones artesanales y convivencias con campesinos forman parte del recorrido.

Además, la ruta se entrelaza con espacios naturales imponentes como el Parque Nacional Gran Piedra, donde se puede contemplar una vista panorámica espectacular desde un gigantesco bloque de roca volcánica, o el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, joya de biodiversidad cubana.

Un futuro entre sostenibilidad y memoria

Actualmente, esfuerzos locales e internacionales buscan revitalizar las plantaciones de café en Cuba, no solo como motor económico, sino como forma de preservar una herencia cultural que habla de resistencia, adaptación y mestizaje.

Recorrer la Ruta del Café es, entonces, más que una simple actividad turística: es sumergirse en una historia de migraciones, sueños truncados y sabores que, pese a los siglos, aún resisten el paso del tiempo en cada sorbo.

Baracoa, la ciudad primada de Cuba, donde la historia y la naturaleza se entrelazan

Redacción (Madrid)

En el extremo oriental de Cuba, entre montañas cubiertas de selva y ríos cristalinos, se encuentra Baracoa, la primera ciudad fundada por los españoles en la isla. Establecida el 15 de agosto de 1511 por Diego Velázquez de Cuéllar, bajo el nombre de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, esta ciudad es conocida como la «Ciudad Primada» por ser el asentamiento colonial más antiguo de Cuba.

Baracoa cautiva con su entorno natural exuberante. Rodeada por la Sierra del Purial y bañada por el Océano Atlántico, la ciudad está enclavada entre ríos como el Toa, el más caudaloso de Cuba, y el Miel. El Yunque, una montaña con forma de yunque que se eleva a 575 metros sobre el nivel del mar, es un símbolo distintivo de la región.

Baracoa, una maravilla oculta en Cuba, Lugares y Más

El aislamiento geográfico de Baracoa, debido a su ubicación entre montañas, la mantuvo relativamente apartada del resto de la isla hasta la construcción en 1964 de la carretera La Farola, una obra de ingeniería que conecta la ciudad con Guantánamo a través de un serpenteante trayecto montañoso con impresionantes vistas panorámicas.

La ciudad conserva vestigios de su rica historia. La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción alberga la Cruz de la Parra, considerada una de las 29 cruces que Cristóbal Colón colocó en sus viajes y la única que se conserva en Cuba. Fortalezas como El Castillo y Matachín, construidas para defender la ciudad de ataques piratas, hoy sirven como museos y hoteles que narran el pasado colonial de Baracoa.

La gastronomía local es otro de sus atractivos. Platos como el bacán, elaborado con plátano verde y envuelto en hojas de plátano, y el cucurucho, una mezcla dulce de coco, miel y frutas tropicales, reflejan la fusión de tradiciones indígenas, africanas y europeas.

Baracoa también es puerta de entrada al Parque Nacional Alejandro de Humboldt, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que alberga una biodiversidad única con numerosas especies endémicas de flora y fauna.


Descubriendo el secreto mejor guardado de República Dominicana, Playa Esmeralda en Miches

Redacción (Madrid)

Cuando se piensa en República Dominicana, es común imaginar destinos como Punta Cana o Samaná. Sin embargo, existen rincones menos conocidos que ofrecen una experiencia auténtica y alejada del turismo masivo. Uno de estos tesoros ocultos es Playa Esmeralda, ubicada en Miches, un pequeño pueblo pesquero en la costa este del país.

Playa Esmeralda se caracteriza por su belleza natural y su estado prácticamente virgen. Rodeada de exuberante vegetación y montañas, esta playa ofrece aguas cristalinas y arenas blancas, creando un entorno ideal para quienes buscan tranquilidad y conexión con la naturaleza. A diferencia de otras playas más concurridas, aquí es posible disfrutar de la serenidad del mar sin las aglomeraciones típicas del turismo convencional.

El acceso a Playa Esmeralda es relativamente sencillo, pero su ubicación apartada ha permitido preservar su entorno natural. Este aislamiento ha contribuido a mantener la biodiversidad de la zona, convirtiéndola en un ejemplo de turismo sostenible. Los visitantes pueden explorar los alrededores mediante caminatas ecológicas, observación de aves y otras actividades que promueven el respeto por el medio ambiente.

Miches, el pueblo cercano a Playa Esmeralda, conserva su esencia tradicional y ofrece a los viajeros una visión genuina de la vida dominicana. Los habitantes locales son conocidos por su hospitalidad, y es común encontrar pequeños restaurantes donde se pueden degustar platos típicos preparados con ingredientes frescos de la región. Esta combinación de belleza natural y cultura local proporciona una experiencia enriquecedora y única.

Playa Esmeralda en Miches representa una alternativa perfecta para aquellos que desean descubrir la República Dominicana más allá de los destinos turísticos habituales. Su entorno natural preservado, la autenticidad de su comunidad y la tranquilidad que ofrece la convierten en un lugar ideal para quienes buscan una experiencia de viaje diferente y significativa.

Las joyas ccultas de Cuba, un recorrido por sus cascadas más impresionantes

Redacción (Madrid)

Cuando se piensa en Cuba, es fácil imaginar playas de arena blanca, ciudades coloniales detenidas en el tiempo y ritmos de son cubano flotando en el aire. Pero más allá de los clichés turísticos, existe una Cuba secreta, salvaje y desbordante de naturaleza: la de sus cascadas.

Repartidas a lo largo del país, especialmente en sus zonas montañosas, las cascadas cubanas son verdaderos tesoros escondidos. Rodeadas de espesa vegetación tropical, no solo ofrecen un espectáculo visual, sino también una experiencia sensorial completa: el sonido del agua golpeando las rocas, la brisa fresca que alivia el calor del Caribe y la oportunidad de explorar un lado más íntimo de la isla.

El Nicho: el paraíso de Cienfuegos

Ubicado en el Parque Natural El Nicho, en plena Sierra del Escambray, esta serie de saltos de agua es probablemente uno de los destinos naturales más famosos de Cuba. Para llegar, se atraviesa un sinuoso camino de montaña que culmina en un paisaje de piscinas naturales de color turquesa, rodeadas de helechos y orquídeas. La caminata hacia las cascadas, a través del sendero «Reino de las Aguas», es una experiencia en sí misma.

Vegas Grandes, una maravilla natural en Cuba, Lugares y Más

Salto del Hanabanilla: entre montañas y niebla

También en el Escambray, el Salto del Hanabanilla emerge como una maravilla oculta. Con más de 30 metros de altura, esta cascada alimenta el lago Hanabanilla, el único lago de montaña de Cuba. Rodeada por una atmósfera casi mística de neblina y vegetación densa, el Hanabanilla es un lugar donde el tiempo parece detenerse.

Vegas Grandes: la joya de Topes de Collantes

Dentro del Parque Natural Topes de Collantes, en la provincia de Sancti Spíritus, se encuentra la cascada Vegas Grandes. Llegar a ella no es tarea fácil: requiere una caminata exigente a través de senderos empinados y resbaladizos. Pero el esfuerzo se ve recompensado con un impresionante salto de agua de 30 metros que forma una profunda piscina azul en medio de un cañón rocoso.

Cascada de Soroa: el Arcoíris de Cuba

En la provincia de Artemisa, a solo una hora de La Habana, Soroa ofrece una alternativa accesible para los amantes de la naturaleza. Apodada «el arcoíris de Cuba» por la frecuencia con que se forman arcoíris en su entorno brumoso, la cascada de Soroa cae desde 22 metros de altura, en medio de un frondoso bosque de la Sierra del Rosario, una Reserva de la Biosfera.

Un turismo de aventura aún por descubrir

A pesar de su belleza, las cascadas de Cuba siguen siendo relativamente desconocidas para el turismo de masas. Esta baja exposición ha permitido que muchos de estos lugares conserven su carácter prístino. Para quienes buscan una Cuba diferente, lejos del bullicio de Varadero o de los circuitos tradicionales, explorar sus cascadas representa una aventura auténtica y memorable.

Nos relajamos con una canchánchara en la mano… Descubre el cóctel cubano definitivo

Redacción (Madrid)

En un rincón empedrado de Trinidad, Cuba, cuando el sol cae y el aire tibio se mezcla con los acordes de un tres cubano, hay una escena que se repite una y otra vez: locales y viajeros alzan en alto vasos de barro, brindando con una bebida que encierra en sí misma la historia, la tradición y el sabor de la isla. Esa bebida es la canchánchara.

Mucho antes de que el mojito y el daiquirí conquistaran el mundo, la canchánchara ya corría por las venas del pueblo cubano. Se dice que los mambises —los guerrilleros independentistas del siglo XIX— la preparaban para combatir el frío y las enfermedades durante sus luchas en la manigua. Y no es de extrañar: con su mezcla de aguardiente, miel de abeja, jugo de limón y agua, esta pócima criolla era tanto estimulante como medicina casera.

Pero más allá de su origen épico, lo que hace especial a la canchánchara es su autenticidad. Este cóctel no pretende impresionar con ingredientes exóticos ni técnicas complejas. Es una bebida honesta, rústica, nacida del ingenio popular y de lo que había a mano. Y quizás por eso, hoy, en un mundo que busca reconectar con lo real, la canchánchara está viviendo un renacer.

Servida tradicionalmente en jarros de barro que conservan el frescor, su sabor es un equilibrio casi perfecto entre dulzura, acidez y el golpe cálido del aguardiente. Cada sorbo evoca la tierra, la resistencia y el carácter de Cuba. Y si cierras los ojos mientras la bebes, puedes casi sentir el crujir de la caña bajo el sol, escuchar el eco de los machetes y saborear la historia viva de una nación.

Hoy, bares de autor y coctelerías de todo el mundo están redescubriendo la canchánchara, reinterpretándola con rones añejos o siropes infusionados, pero sin perder su esencia. Sin embargo, para entenderla de verdad, hay que beberla donde nació: en una casona colonial de Trinidad, con la brisa del Caribe acariciando la piel y un son de fondo que hace bailar hasta al alma más cansada.

La ruta del tabaco en Viñales, entre mogotes, tradición y aroma a habano

Redacción (Madrid)

En el corazón del occidente cubano, donde los mogotes calizos emergen como gigantes dormidos y el tiempo parece avanzar al ritmo de una guajira, se encuentra Viñales, joya verde de la provincia de Pinar del Río. Aquí nace uno de los productos más emblemáticos de Cuba: el tabaco. Y recorrer su ruta no es solo un viaje geográfico, sino una inmersión en la esencia misma de la cubanía.

Viñales: paisaje cultural y alma rural

Declarado Paisaje Cultural de la Humanidad por la UNESCO, el Valle de Viñales deslumbra por su belleza natural, pero también por el modo en que la vida campesina ha logrado convivir con ella sin alterar su equilibrio. A caballo, en bicicleta o a pie, el visitante recorre senderos que serpentean entre vegas de tabaco, casas de curado y plantaciones donde el verde de las hojas se funde con la tierra roja.

Del surco a la hoja: el arte del tabaco

El viaje comienza temprano en la mañana, cuando los guajiros –campesinos de manos curtidas y mirada franca– ya están en plena faena. El proceso es artesanal desde el primer momento: la siembra, el riego a mano, la selección hoja por hoja. Cada detalle cuenta. En Viñales, se cultiva el mejor tabaco del mundo, y la fama no es casual.

Las casas de secado, hechas de palma y madera, son templos de paciencia. Allí, las hojas se curan durante semanas, en un ritual ancestral que transforma la planta en materia prima para un puro de categoría mundial. Y luego viene el torcedor, el artista del habano, que convierte esas hojas en cilindros perfectos, llenos de aroma, historia y carácter.

Encuentro con los productores

En muchas fincas, como la popular Finca El Paraíso o La Cabaña del Tabaco, los productores reciben a los visitantes con hospitalidad auténtica. Ofrecen café criollo, ron casero y, por supuesto, un puro recién torcido. Relatan con orgullo cómo el tabaco cubano ha sido fumado por personajes históricos, desde Churchill hasta Hemingway.

Estas visitas son más que turísticas; son experiencias íntimas donde se aprende cómo el clima, la tierra y la tradición familiar se combinan para crear un producto de excelencia. No hay secretos, solo sabiduría campesina transmitida de generación en generación.

El tabaco y la identidad nacional

Más allá de su valor económico, el tabaco es símbolo de identidad nacional. Está presente en la música, la literatura y la vida cotidiana del cubano. La Ruta del Tabaco no es solo una oportunidad para entender su cultivo, sino para conectar con la raíz más profunda del alma isleña.

48 horas descubriendo San Francisco

Redacción (Madrid)

San Francisco es una ciudad que cautiva desde el primer instante. Con sus empinadas colinas, tranvías históricos, arquitectura victoriana y su emblemático Golden Gate, esta joya californiana ofrece una experiencia intensa incluso en una escapada de 48 horas. Dos días bastan para dejarse seducir por su carácter cosmopolita, su espíritu bohemio y su paisaje urbano único.

El primer día arranca inevitablemente con una visita al Golden Gate Bridge. Cruzarlo a pie o en bicicleta es casi un ritual para quien llega por primera vez. Desde allí, las vistas del Pacífico, de la bahía y de la ciudad son impresionantes. A continuación, es imprescindible un paseo por el parque Golden Gate, donde conviven museos como el de Young y el Academy of Sciences con tranquilos jardines japoneses y senderos arbolados.

La tarde se presta para recorrer Fisherman’s Wharf, uno de los barrios más turísticos pero también más vibrantes de la ciudad. Las focas de Pier 39, el aroma de pan de masa madre en Boudin Bakery y una sopa de almejas servida en pan redondo son parte de la experiencia. Desde allí se puede tomar un ferry a la isla de Alcatraz para descubrir la historia de la prisión más famosa del mundo. Las vistas de la ciudad desde la isla, al atardecer, son sencillamente mágicas.

El segundo día empieza en Chinatown, el barrio chino más antiguo de América del Norte. Sus faroles rojos, templos, mercados y restaurantes ofrecen un viaje exótico dentro de la ciudad. De ahí, caminar hasta North Beach —el barrio italiano— es una delicia. Cafés, librerías y pastelerías invitan a quedarse. Muy cerca se encuentra la Coit Tower, desde donde se obtiene otra panorámica espectacular.

Antes de dejar la ciudad, es imprescindible subir a un tranvía. El recorrido desde Market Street hasta Nob Hill resume el encanto nostálgico de San Francisco. Y si queda tiempo, el barrio de Mission, con sus murales callejeros y su aire alternativo, cierra el viaje con una nota vibrante y artística.

San Francisco en 48 horas no se resume, se vive. Cada rincón ofrece una postal, cada barrio una historia, cada paseo una emoción. Es una ciudad que deja huella, incluso cuando el reloj corre más deprisa de lo que uno desearía.