
Redacción (Madrid)
Cuando se piensa en Cuba, es fácil imaginar playas de arena blanca, calles vibrantes y autos clásicos que parecen suspendidos en el tiempo. Sin embargo, bajo la superficie, existe un mundo desconocido lleno de misterio: las cuevas y túneles secretos que atraviesan el subsuelo de la isla. Desde formaciones naturales hasta pasajes construidos por el hombre, Cuba guarda en sus entrañas historias fascinantes que merecen ser contadas.

La Cueva de Santo Tomás, en la provincia de Pinar del Río, es uno de los sistemas cavernarios más impresionantes de América Latina. Con más de 46 kilómetros de galerías exploradas, esta maravilla natural esconde pinturas rupestres que datan de tiempos precolombinos. A lo largo de sus niveles y pasajes, se percibe una atmósfera casi mística, como si cada piedra conservara secretos de antiguos habitantes taínos y cimarrones que buscaron refugio en su interior.

Más allá de las maravillas naturales, en La Habana se esconden túneles construidos durante la Guerra Fría. Durante los años sesenta, temiendo una invasión estadounidense, el gobierno cubano ordenó la construcción de una red subterránea destinada a proteger a la población y al liderazgo político. Muchos de estos pasajes, ocultos bajo escuelas, hospitales y edificios gubernamentales, permanecen cerrados al público y solo sobreviven en relatos de quienes trabajaron en su excavación.

En otras ciudades, como Matanzas, las cuevas también tienen un valor histórico y cultural. La Cueva de Bellamar, descubierta accidentalmente en 1861, se ha convertido en una de las principales atracciones turísticas. Con estalactitas y estalagmitas que forman impresionantes figuras, Bellamar es una ventana al pasado geológico de la isla, pero también guarda leyendas locales sobre tesoros ocultos y apariciones fantasmales.

El uso de túneles no se limita al pasado. En épocas más recientes, los cubanos han recurrido al subsuelo como medio de resistencia y supervivencia. Hay testimonios de túneles improvisados para el contrabando o el escape, especialmente en las zonas costeras donde las restricciones políticas y económicas empujaron a algunos a buscar rutas alternativas, lejos de la vigilancia estatal.

Cuba, bajo tierra, revela un rostro menos conocido pero igual de fascinante. Ya sea en las profundidades de una cueva milenaria o en los corredores secretos de una ciudad moderna, cada rincón subterráneo cuenta una historia de resistencia, creatividad y misterio. Adentrarse en este mundo oculto es explorar no solo la geografía de la isla, sino también la profundidad de su espíritu.