El cielo se convirtió en roca para regalar al mundo Setenil de las Bodegas

David Agüera

Permitidme un pequeño capricho. Hay lugares que despiertan sentimientos difíciles de explicar, que te envuelven desde el primer momento y que ese impacto, visual y emocional, condicionan el resto de la visita. Justo eso me ocurrió en Setenil de las Bodegas. No puedo, y seguramente no quiero, ser objetivo con este destino.

Estamos en Cádiz pero no se pierdan. Dejemos atrás esa imagen del típico pueblo de costa andaluz para enamorarnos de lo más profundo de la provincia, del lugar más llamativo de la sierra… ese que nos va a ofrecer las postales únicas y sorprendentes de un viaje que acabamos de comenzar.

Hace años que Setenil de las Bodegas lidera el ranking de “Mejor destino secreto de Europa” que publica la reconocida web European Best Destinations. Su entramado urbano esta declarado Conjunto Histórico debido a la presencia de calles, viviendas y establecimientos incrustados en el tajo formado por el río Guadalporcún a su paso por el municipio. Las laderas de ese tajo han dado lugar a un tipo de vivienda conocido en la zona como casas-cuevas, pero que aquí muestran una presencia blanca, bonita y desconocida hasta el momento. Lejos quedan las casas-cuevas del resto de Andalucía en pequeñas montañas, cerros o taludes; con una presencia no demasiado llamativa y ubicadas unas alejadas de otras. Aquí la roca tallada por el río sirve de refugio y el blanco de las fachadas casa a la perfección con el trabajo hecho por la naturaleza.

Agua, piedra, naturaleza y el blanco de las fachadas, Lugares y Más

Caminamos por las calles de Setenil de las Bodegas mientras uno de los vecinos nos explica que la localidad forma parte de la ruta de los pueblos blancos. Además nos cuentan que “todo lo ha hecho el río. Él dio forma al cañón, dividió en 2 el municipio y forma parte de nuestra vida. Aquí el agua y la piedra son los protagonistas”. Nos adentramos en una de sus calles para descubrir que el cielo es pura roca, un abrigo natural que deja volar nuestra imaginación con sus mil formas y proyecciones. Si bajamos la mirada entendemos que el turismo también se ha hecho con parte del pueblo, muchas viviendas son ahora tiendas de productos locales, bares o restaurantes.

Mientras descubrimos parte de la historia de esta joya natural nos hablan de la “Damita de Setenil”. Una pequeña venus que cuenta con cinco mil años de existencia y que fue descubierta en los años 90. Este hallazgo acredita que las cuevas han sido habitadas de manera constante desde la Prehistoria, lo que le da a este lugar un valor mayúsculo.

No nos podemos perder…

Cada rincón de este pueblo de interior andaluz se guarda en nuestra memoria. Encontramos en nuestro camino los restos de una fortaleza nazarí del s. XIV de la que se conservan más de 500 metros de la muralla, un aljibe y la Torre del Homenaje, absolutamente sorprendente en su interior.

Además en esta fotografía natural disfrutamos de miradores que nos muestran diferentes caras de Setenil de las Bodegas. El “Mirador de la Villa” en la plaza de la Iglesia Mayor; el “Mirador del Carmen” sobre un peñón en la calle de las Cuevas del Sol; y el “Mirador del Lizón” a los píes de la Torre del Homenaje.

Cada una de las vistas de Setenil de las Bodegas sorprende, Lugares y Más

Nos vamos a comer

Amigos míos estamos en Andalucía y aquí siempre se come bien. Setenil de las Bodegas posee una rica gastronomía, con similitudes con otras cocinas de la serranía de Ronda y Sierra de Cádiz. Destaca especialmente las chacinas, elaboradas tradicionalmente de matanzas familiares.
También destaca la industria confitera y pastelera de la localidad con dulces típicos como los cortadillos, empanadillas, pastas… además de los dulces de temporada típicos de otras regiones como los pestiños. Pero no podemos olvidar los platos típicos como sopas cortijeras, revueltos de espárragos, migas de pan, cocidos, gazpachuelo, masitas, habas guisadas, batatas con miel… Escuchen, una auténtica barbaridad.

Ruta del Viajero

Nos vamos de ruta. Un camino fácil, emocional y cargado de historia. Cuentan que desde el siglo XVI hasta los años veinte de nuestra centuria las vías de comunicación terrestre eran caminos sin asfaltar. Será durante el siglo XVIII cuando las comunicaciones terrestres cobren mayor importancia en el transporte de viajeros y cuando numerosos ilustres viajeros extranjeros y españoles recorran la región andaluza describiéndonos en sus libros de viaje cómo eran los lugares por los que pasaban e incluso sus costumbres, sus gentes, su economía…

Famosos son los viajes de los franceses Jardine, el barón de Bourgoing, Madame de Aulnoy, o de los ingleses Towsend, Beawes, Cumberland y el Mayor Dalrymple, quién viajó por este camino que conduce desde Ronda hasta Osuna describiendo la riqueza de la ganadería y el frondoso monte de encinas y alcornoques que poblaban el término de Setenil de las Bodegas.

Este antiguo camino de Osuna era una de las vías comerciales más importantes de los siglos XVIII y XIX por su entronque con el camino real que unía Sevilla con el centro del reino de España. Este trazado junto al Camino Real de Sevilla a Ronda y la cañada de Málaga propiciaron que Setenil de las Bodegas estuviese muy comunicado con las principales ciudades andaluzas y que fuese una población económicamente floreciente durante esa época.